El peligro de no conocer a China
11 de mayo de 2018Los primeros contactos con corresponsales chinos en Brasil fueron frustrantes, puesto que era muy difícil entender a los colegas. Casi no hablaban portugués y las pocas preguntas que se entendían no tenían mucho sentido. Eso fue hace unos 15 años. Hoy día, la situación es completamente diferente.
Latinoamérica y el Caribe, entre Pekín y Taipéi
Hace algunos años, viajé con algunos colegas chinos de la agencia de noticias Xinhua a la principal región agrícola de Brasil. El gobierno quería mostrarnos la fuerza de la agricultura brasileña. Mi colega chino no solo hablaba perfectamente portugués, sino que además conocía a casi todos los empresarios, secretarios de gobierno y gobernadores de encuentros anteriores. De paso, contó que en las visitas oficiales del presidente chino a Brasil servía de intérprete. Quedé impresionado.
Un cambio enorme en una década
Hace poco, conocí a dos colegas jóvenes de China durante una visita a las afueras de Río de Janeiro. Alegres, cantaban las canciones funk del momento, que se tocan en los bares. No tenían acento extranjero, se sabían todas las letras de memoria.
En apenas una década, no solo aumentó enormemente la presencia de periodistas chinos en Brasil y sus conocimientos sobre el país. Desde hace algunos años, también los diplomáticos, empresarios y banqueros del país asiático tienen una presencia cada vez más fuerte. De forma inadvertida, los bancos estatales chinos llegaron a ocupar pisos enteros en importantes centros financieros de Sao Paulo.
China invierte más en Brasil que en el resto de América del Sur
El año pasado, empresas chinas entraron en el sector energético brasileño, con inversiones de cerca de 10 mil millones de dólares. Con la CPFL (Compañía Paulista de Fuerza y Luz), la Corporación Estatal de la Red Eléctrica de China se convirtió en la mayor empresa de energía eléctrica de Brasil y de América Latina. Ya hoy día, la Compañía de Tres Gargantas de China es la mayor productora privada de energía eléctrica en el país sudamericano.
En la actualidad, las empresas estatales de China invierten más en Brasil que en los demás países de América del Sur: puertos, participaciones en empresas mineras y de petróleo, ferrovías municipales e interurbanas son cada vez más controladas desde el Lejano Oriente. "China tiene planes claros, una alta disposición a enfrentar riesgos, grandes conocimientos en mercados emergentes y dispone de capital prácticamente ilimitado", dice Georgina Baker, vicepresidenta de International Finance Cooperation.
Una estrategia clara
China sigue una estrategia: sus empresas invierten directamente en el ADN industrial de Brasil. Quien controla las redes de energía, las carreteras, las ferrovías y, pronto quizás, también las redes de telefonía tendrá una ventaja enorme como inversor cuando llegue la hora de la digitalización y transmisión de datos en Brasil. La imponente presencia de China, como nueva potencia mundial, llena cada vez más el vacío que ha dejado Estados Unidos.
No obstante, aparte de algunos especialistas, nadie en Brasil parece darse cuenta. Y, al parecer, tampoco le importa a nadie. En términos generales, los conocimientos sobre China en Brasil son ínfimos teniendo en cuenta que el gigante asiático se ha convertido en su principal socio comercial e inversor.
Un peligroso desconocimiento generalizado
Esto vale tanto para los medios, los políticos, el sector privado e incluso para las autoridades. Muy pocos empresarios, directores y diplomáticos conocen China, han vivido allá o hablan chino. La prensa no tiene a ningún corresponsal en el país asiático. En el Ministerio de Relaciones Exteriores, los expertos en China se cuentan con los dedos de una mano. En muchos lugares de Brasil se puede aprender chino, pero la demanda de estos cursos es muy baja.
Este desconocimiento generalizado también vale para todos los demás brasileños. La mayoría de las personas en América Latina ni siquiera tiene una opinión sobre China, ya sea positiva o negativa.
Esto me parece arriesgado. Brasil está desperdiciando una enrome oportunidad. Solo si el país llegara a entender y conocer mejor a su principal socio comercial e inversor, podrá evitar que las relaciones bilaterales se conviertan en unilaterales, como era con las potencias coloniales antiguamente, y durante cierto periodo con Estados Unidos. Con China, Brasil corre el riesgo de convertirse nuevamente en el eterno proveedor de materias primas y un mercado de consumo para los productos industrializados.
Desde hace más de 25 años, el periodista Alexander Busch es corresponsal en América del Sur para el grupo editorial Handelsblatt y el periódico Neue Zürcher Zeitung. Busch vive y trabaja en Sao Paulo y Salvador.
Alexander Busch (VT/ERS)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |