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Termina cautiverio en Guantánamo para turco-alemán

ERS24 de agosto de 2006

Tras más de 4 años y medio de reclusión en Guantánamo, Murat Kurnaz se encuentra de regreso en Alemania, donde fue puesto en libertad, aunque la fiscalía de Bremen podría reabrir una investigación en su contra.

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Una foto de pasaporte de Murat Kurnaz, antes de Guantánamo.Imagen: dpa - Bildfunk

Un viaje a Pakistán, que realizó poco después de los atentados del 11 de septiembre y que él calificó de "peregrinación", marcó el destino de Murat Kurnaz, un turco nacido en la ciudad alemana de Bremen, que pasó más de cuatro años y medio internado Guantánamo. Este jueves, la dolorosa odisea del joven, que a estas alturas tiene 24 años, llegó a su fin. Tras la liberación del campo de prisioneros que mantiene Estados Unidos en la isla de Cuba, Kurnaz arribó este jueves por la tarde a Alemania, donde fue entregado a las autoridades locales que, acto seguido, lo dejaron en libertad.

"Paso por el infierno"

"Él se encuentra nuevamente con su familia", confirmó en un breve comunicado uno de sus abogados, Bernhard Docke, pidiendo a los medios de comunicación comprensión con su defendido, que de momento no quiere presentarse ante la opinión pública. "El Sr. Kurnaz ha pasado por el infierno", señaló el abogado, agregando que "de seguro, necesitará algún tiempo para asimilar el abrupto cambio de las mazmorras de tortura a la libertad y para acostumbrarse a su nueva situación".

Para conocer más pormenores acerca de su estado y su liberación habrá que esperar pues a la conferencia de prensa que Docke dará el viernes junto a representantes de Amnistía Internacional, en Bremen. De momento, aparte de los agradecimientos de rigor hacia aquellos que lucharon por la liberación de Kurnaz, prevalece el silencio. Y no es de extrañar que así sea, tomando en cuenta la tremenda experiencia que vivió como prisionero en Guantánamo, como sospechoso de actividades terroristas que jamás se le pudieron comprobar.

Negociación política

La historia de Murat Kurnaz no puede ser tomado como un trágico destino individual, cuyo desenlace pueda ser calificado de feliz y permita dar vuelta simplemente la página. Porque su historia bien puede ser la de muchos otros que aún permanecen prisioneros en el "vacío" legal de Guantánamo, sin juicio y, por ende, sin que se les haya comprobado delito alguno. En el caso de este joven musulmán, la propia justicia estadounidense había reconocido que no había pruebas contundentes de vinculación con Al Qaeda, según sus abogados. Sin embargo, no fueron los recursos jurídicos interpuestos en su favor los que le abrieron las puertas hacia la libertad, sino la vía política. Así se desprende de las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank Walter Steinmeier, quien poco antes de la llegada de Kurnaz de regreso al país anunció que las negociaciones con Estados Unidos sobre su liberación se habían "desarrollado con éxito".

Es posible que los problemas de Kurnaz no hayan terminado aún del todo. Según la agencia alemana de noticias DPA, la fiscalía de esa ciudad se propone reabrir una investigación por sospechas de asociación delictiva, que había sido cerrado temporalmente. Pero, de ser así, Kurnaz tendrá la posibilidad de defenderse ante la ley, cosa que le fue vedada durante los años que pasó en Guantánamo y que sigue siendo una quimera para los que permanecen todavía recluidos allí, despojados de sus más básicos derechos.