Secuestrados por la Stasi
16 de octubre de 2009Varios cientos de personas fueron llevadas a la fuerza desde la supuestamente segura República Federal de Alemania a la República Democrática Alemana: así lo asevera una investigación, que bajo auspicio de la Fundación Alemana para Elaboración de la Dictadura del SED (el Partido Socialista Unificado de Alemania), publica Susanne Muhle del Departamento de Historia de la Universidad de Münster. En el contexto del conflicto este-oeste el régimen de la ex RDA instauró el Ministerio de Seguridad Estatal (Stasi) cuyas prácticas, métodos, víctimas y efectos en la otra Alemania son tema de este trabajo.
Un telegrama, falso, de un pariente enfermo, gotas adormecedoras en un vaso de cerveza o simplemente la fuerza bruta: los métodos que usaba la policía secreta de la ex RDA eran muy variados cuando se trataba de secuestrar a sus opositores y críticos que se encontraban en la Alemania Federal. El objetivo era llevarlos de vuelta a la RDA y juzgarlos. Más de 400 casos de este tipo ha detectado Muhle en los archivos de la antigua Stasi, ahora Agencia Birthler.
Observación minuciosa
La Stasi no escatimaba tiempo ni esfuerzos en sus actividades secretas: las personas eran observadas minuciosamente para recoger toda la información posible sobre sus hábitos y modos de vida. Cada detalle era anotado por los informantes. “Sus hábitos de bebidas eran especialmente de interés”, cuenta la historiadora. Son los reportes de los informantes los que dan la clave de cuándo una persona fue secuestrada; también dan indicios de que hay información que fue destruida o “limpiada”.
Esto último hace la reconstrucción de los secuestros difícil como completar un rompecabezas: los trozos se encuentran escondidos bajo frases como “retornarlos”. “La mayoría de los secuestros tuvieron lugar en la década de los 1950; después de 1962 hubo muy pocos. En la mira de la Stasi había sobre todo tres grupos de personas: colaboradores de servicios secretos del oeste, anticomunistas destacados y fugitivos de la RDA”, explica Muhle. La Policía de Berlín occidental llevaba una lista de personas que habían desaparecido sin dejar huella: esta lista fue la base de la investigación. Al cotejarlos con los archivos Birthler comprobó que muchos de ellos fueron juzgados, posteriormente, en la RDA.
¿Quiénes eran los secuestradores?
Los secuestradores eran por lo general criminales comunes de la RFA: “las acciones de estos informantes era especialmente traicionera, pues no sólo entregaba informaciones a la Stasi, sino que se los entregaba con plena conciencia de que les esperaba prisión por muchos años e incluso la muerte”, afirma la historiadora. “Utilizar criminales como informantes tenía, según el Ministerio para Seguridad Estatal, la ventaja de que carecían de escrúpulos“, describe Muhle. Las operaciones criminales se describían como unas que tenían „una característica operativa interesante“. Entre los secuestradores había también ciudadanos de la RDA: con el secuestro querían comprarse el derecho a volver. Cincuenta biografías de IM, inofizielle Mitarbeiter, informantes, fueron analizadas para este trabajo.
¿Para qué tanto esfuerzo?
En el caso de los disidentes, ¿para qué tanto esfuerzo en hacerlos volver? “La RDA siempre se sintió amenazada por la RFA y existía una verdadera histeria en cuanto al espionaje. De todo crítico del sistema se pensaba que eran agentes controlados por el oeste”, dice Muhle y añade: “Esto explica el comportamiento contradictorio de la Stasi: por un lado hacía todo por esconder los secuestros; por otro lado se trataba de demostrar omnipotencia y que el largo brazo del régimen alcanzaba más allá de sus propias fronteras.”
MB/idw/fr-online/uni-münster
Editor: José Ospina Valencia