Calentamiento global: ¿infierno en la tierra?
2 de abril de 2007El impacto de la segunda parte del informe de la ONU sobre el cambio climático promete no ser menor que el causado por la primera, en que definitivamente quedó establecido lo que los ecologistas venían advirtiendo desde hace muchos años: que el calentamiento global, en la forma en que está teniendo lugar, es responsabilidad del ser humano. Científicos y representantes de 124 países iniciaron este lunes una conferencia en Bruselas para afinar, a puertas cerradas, los detalles del reporte que se dará a conocer el Viernes Santo. No obstante, el borrador circula ya por las agencias de prensa, de modo que se puede adelantar que los escenarios trazados por los expertos merecen de sobra el calificativo de dramáticos.
Perspectivas desastrosas
Esta segunda parte del informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) está dedicada básicamente a describir las consecuencias del calentamiento de la Tierra. El borrador indica, por ejemplo, que si la temperatura global promedio aumenta en 2,5 grados Celsius hasta fines del presente siglo, se verán amenazadas de extinción hasta un 30% de las especies de flora y fauna actualmente existentes. Si subiera en cuatro grados, "muy pocos ecosistemas lograrían adaptarse", agrega.
La especie humana, desde luego, sufrirá directamente los embates de un clima que, según se vaticina, se verá marcado por fenómenos cada vez más extremos. En algunas regiones del planeta cundiría la sequía, a consecuencia de la que más de 3.000 millones de personas padecerían escasez de agua hasta el año 2080. Unos 600 millones de personas se verían entonces acechadas por el hambre. Simultáneamente, en otras zonas las precipitaciones copiosas y reiteradas causarán inundaciones, poniendo en peligro a otros cientos de millones de seres humanos. Eso, por no mencionar otras amenazas, como la propagación de enfermedades tropicales a regiones hasta ahora a salvo de ellas.
Implicancias políticas
"Las consecuencias del cambio climático son mucho más dramáticas de lo que pensábamos", señaló el jefe de gobierno belga, Guy Verhofstedt, en la inauguración de la conferencia. "Ya no podremos evitar tomar medidas impopulares", subrayó, instando a actuar decididamente para contrarrestar el peligro. También el comisario europeo del Medio Ambiente, Stavros Dimas, urgió a combatir el fenómeno y, de paso, criticó duramente a Estados Unidos y Australia por dificultar esa lucha, al resistirse a ratificar el protocolo de Kyoto.
El gobierno de Washington, ciertamente, no se ha cubierto de gloria en la defensa climática y, sin ir más lejos, este lunes sufrió una derrota en la materia ante la Corte Suprema: el máximo tribunal estadounidense dictaminó que la oficina federal del Medio Ambiente, contrariamente a lo que ésta sostenía, sí está facultada para estipular límites a la emisión de gases de automóviles y camiones. Pero en Europa tampoco marcha todo como debería. Aunque el comisario Dimas recordó que la UE da ejemplo con su promesa de reducir hasta el 2020 las emisiones de CO2 a nivel un 20% inferior al de 1990, el balance hasta el momento es más bien modesto y tampoco el mecanismo de transacción de "derechos de emisión" está dando el resultado esperado. La razón: los gobiernos han concedido a las empresas más "cuotas" de las que necesitaban, de manera que los certificados en cuestión no son muy codiciados y han bajado de precio. En consecuencia, el incentivo a las empresas que invierten en la protección del clima se desvanece.