Los interrogantes del cambio climático
13 de febrero de 2007"El calentamiento parece ser mayor en los meses de invierno que en los de verano. Sobre todo la distribución de las precipitaciones varía en el curso de un año. En Alemania, debemos contar con que en invierno llueva entre un 20 y un 25% más, y que los veranos se vuelvan claramente más secos, lo que puede implicar un 25% menos de precipitaciones", señala Daniela Jacob, investigadora del Instituto Max Planck de Meteorología, con sede en Hamburgo. Basándose en simulaciones computacionales, la científica intenta dar una mirada al futuro para determinar cómo podría ser el clima en Europa en el año 2100.
Incógnitas climáticas
Según Daniela Jacob, en Alemania las lluvias invernales compensarán los déficits del verano, de manera que el abastecimiento de agua potable estará garantizado en este país. Pero otras regiones, como la del Mediterráneo, se verán mucho más afectadas. "Allí casi no lloverá en los meses de verano, y quizá tampoco en el invierno haya casi precipitaciones, es decir, durante todo el año se reducirán las lluvias y las temperaturas superarán claramente los 40 grados", indica.
El informe de la ONU estima que la temperatura global de la Tierra aumentará entre 1,8 y 4 grados hasta el año 2100. En consecuencia, el nivel del mar subiría entre 18 y 59 centímetros. Como se ve, las variaciones entre los pronósticos son bastante grandes. ¿Por qué no pueden los expertos hacer predicciones con más exactitud? Las razones son básicamente dos: por una parte, no se sabe con certeza cuántos gases de efecto invernadero seguirá lanzando la humanidad a la atmósfera. Por otra, los investigadores aún no han comprendido los fenómenos climáticos lo suficientemente bien como para poder hacer simulaciones precisas en sus computadoras.
El factor de las nubes
La mayor de las incógnitas es cómo se comportarán las nubes si sube la temperatura. Erich Roeckner, del Instituto Max Planck de Meteorología, explica que no se puede predecir si la nubosidad aumentará o disminuirá si el clima se vuelve más cálido. Y ese factor es relevante, porque "las nubes bajas reflejan en gran medida la luz solar", indica, puntualizando que "si se reduce el grado en que el cielo está cubierto, llega más radiación solar a la tierra y aumenta el calor".
Algunos modelos computarizados llegan a la conclusión de que la capa de nubes disminuye a mayor temperatura -lo que aceleraría adicionalmente el calentamiento global. Otros modelos indican, por el contrario, que la nubosidad más bien aumenta, lo cual frenaría el calentamiento. Entre ambos escenarios hay discrepancias de hasta 2 grados, lo cual es bastante.
Pronósticos regionales
Además, sigue habiendo déficits en otros aspectos. Roeckner y sus colegas trabajan con modelos computacionales que utilizan planos de coordenadas. Éstos forman una especie de red virtual o entramado que se superpone a la superficie del planeta y, sobre esa base, se calculan los datos climáticos sólo en los puntos en que se cruzan las líneas. Mientras más denso sea el entramado, mayor exactitud tendrá el cálculo. Hasta ahora, la distancia entre un punto y otro suele abarcar 200 kilómetros, lo cual es demasiado para formular predicciones sobre lo que ocurrirá en determinadas regiones puntuales.
"Si se contemplan zonas más amplias, como el norte de Europa, o Europa central, nuestras previsiones son mucho más fiables que las referidas a los Alpes o al norte de Alemania", señala el investigador. Y precisamente en este punto se hará hincapié en lo sucesivo, de manera de poder hacer pronósticos regionales mediante computadoras más rápidas y simulaciones más precisas.