Clima: la bomba explota en el 2020
23 de febrero de 2007Si en los próximos trece años no se reduce sustancialmente la emisión de gases de efecto invernadero, el calentamiento de la Tierra adquirirá tales proporciones que el derretimiento de los hielos y la acidificación de los océanos ya no podrán ser revertidos, dicen los expertos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).
La tercera parte de su informe, que comenzó a publicarse a comienzos de febrero, está dedicada a las medidas que los expertos estiman necesarias y se dará a conocer el 4 de mayo en Bangkok.
De acuerdo con las informaciones que ya han trascendido, entre las medidas que se exigirán se cuentan el redoblado uso de biocombustibles, vehículos de tracción híbrida (gasolina + electricidad), nuevas plantas atómicas, el filtrado de CO2 en centrales eléctricas y un mejor aislamiento térmico de edificios, pero también pasar a cultivar arroz que no necesite crecer en el agua, porque así se reduce la generación de metano.
Gigantescas inversiones y nuevas políticas
Sólo gigantescas inversiones y un cambio radical de políticas pueden evitar todavía el colapso. Se trata ni más ni menos que de 16 billones de dólares, que deberán invertirse en las próximas décadas sobre todo en tecnologías de baja emisión de CO2. Son los costos de la frenada en seco que exigen los investigadores del Consejo Mundial del Clima.
La catástrofe aún puede evitarse, pero el tiempo más que apremia. En la tercera parte, los investigadores realizan por primera vez un detallado análisis por sectores económicos y no dejan títere con cabeza:
· No sólo los países industrializados, sino también los emergentes hacen aumentar en gran forma las emisiones de gases de efecto invernadero
· Esa evolución ha sido impulsada en particular medida por los sectores de transporte y energía
· El mundo no debe seguir concentrándose sólo en el anhídrido carbónico, sino aplicar una estrategia “multigases”, incluyendo también el metano, el óxido nitroso y otros gases de efecto invernadero.
En la mira de los investigadores del clima no están más sólo los automóviles y las centrales energéticas. Metano y óxido nitroso se generan sobre todo en la ganadería, el cultivo de arroz en humedales y el abono de suelos con nitrógenos. Reducir su emisión es tarea también de los países en desarrollo y emergentes.
Rechazo a la “geoingeniería”
Tampoco EE. UU. sale bien parado. Como país con las mayores emisiones de gases de invernadero, en lugar de reducir las emisiones, propone medidas de “geoingeniería” en la lucha contra el calentamiento global.
Por tales se entienden por ejemplo la dispersión de gigantescas cantidades de polvo en la atmósfera terrestre para rechazar luz solar.
El IPCC se ha distanciado de ese tipo de proyectos. Para los investigadores “las posibilidades de la geoingeniería son especulativas y sus costos incalculables. Además no se sabe qué efectos secundarios pueden tener las medidas para el equilibrio de las radiaciones solares”.
Un duro golpe propina el informe también a la industria alemana del automóvil, que rechaza vehementemente límites legales para las emisiones de CO2 en vehículos, tal como lo propone la Comisión de la Unión Europea. En el informe se destaca que las emisiones en el transporte han aumentado “más rápidamente que en todo otro sector de consumo”. En el 2004 eran el doble que en 1970. Y la mayor proporción se debía a la circulación de vehículos. Más claro, imposible.
Lejos de la senda correcta
Para el IPCC, el mundo está lejos de haber tomado ya por la senda correcta para detener el cambio climático. En el caso del anhídrido carbónico, “las tasas de crecimiento anual medio en los años 2000 a 2005 fueron mayores que en los años 90”, escriben los autores del informe.
Agregan que la emisión mundial de gases de efecto invernadero ha aumentado en más del 50 por ciento desde 1970 hasta hoy. Las emisiones de CO2 crecieron incluso en unos dos tercios. Los países industrializados participan con casi un 60 por ciento, a pesar de que sólo representan un 20 por ciento de la población mundial.
Y por si todo eso fuera poco, el IPCC subraya que todas las medidas de protección del clima tomadas hasta ahora, también las acordadas en el marco del Protocolo de Kyoto, son “inadecuadas para revertir las tendencias generales de emisión de gases de efecto invernadero”.
La situación es complicada, pero echándose las culpas unos a otros no se solucionará nada. Una cumbre mundial de jefes de Estado y de Gobierno, sobre todo de los mayores bloques y países, y la asunción de medidas vinculantes para todos es cada vez más ineludible.