¿Cómo evitar el éxodo del campo a la ciudad?
9 de septiembre de 2013La vida en las pequeñas ciudades alemanas no siempre es fácil. Para llegar a su puesto de trabajo en un centro urbano cercano, por ejemplo, los habitantes de zonas rurales deben viajar a menudo varias horas en autobús, a pesar de que la distancia sea de menos de 20 kilómetros. Es el caso de Rolf Becker, profesor en la Escuela Superior de Rhein-Waal, en Kleve, Renania del Norte-Westfalia (NRW). Grieth, la ciudad en donde vive, tiene apenas 1.000 habitantes, y esa cifra podría disminuir aún más en el futuro. “Por eso propuse a Grieth para nuestro proyecto Smart Villages, una iniciativa cuyo objetivo es desarrollar soluciones para que el campo no tenga nada que envidiarle a la ciudad". En ella participan investigadores y estudiantes de diversas especialidades de la Escuela Superior de Rhein-Waal, y el Ministerio de Economía del estado de Renania del Norte-Westfalia fomenta el proyecto con 240.000 euros.
Educación, motivo de éxodo a las ciudades
Tanto la clase política alemana como los expertos han tomado conciencia de las dificultades que presenta la vida en lugares alejados de las grandes ciudades. El Instituto de Demografía y Desarrollo de Berlín presentó este lunes (9.9.2013) un estudio llamado “Diversidad en lugar de homogeneidad”, el cual se concentra en la importancia de la disminución de la población en las áreas rurales. El director de dicho instituto, Rainer Klingholz, explica por qué la tendencia a abandonar el campo y mudarse a la ciudad no solo aumenta, sino que también crece de manera acelerada: “Por un lado, Alemania se enfrenta a una baja en la tasa de natalidad”, dice. “Antes también se producían éxodos a centros urbanos, pero también nacían muchos niños, y eso es lo que ahora no sucede”.
Otro motivo importante es que muchos jóvenes se van a la ciudad para poder iniciar sus estudios universitarios, y luego se quedan a vivir allí, ya que también encuentran trabajo. La tercera razón es que la infraestructura en las zonas rurales es cada vez peor. Klingholz subraya que “debido al bajo crecimiento poblacional, los servicios, como oficinas de correo, autobuses y médicos, también van disminuyendo”.
Buscando conceptos de vida alternativos
A los argumentos mencionados se suma el cambio demográfico en Alemania, donde la sociedad se halla en pleno proceso de envejecimiento. Según Klingholz, ya no se debería pensar en términos de igualdad en las condiciones de vida en regiones ricas y pobres, sino que “habría que apoyar a las diferentes regiones de acuerdo con sus necesidades”. Es decir, que no se deberían invertir enormes sumas en infraestructura en lugares en los que vive muy poca gente, y donde se espera que también los más jóvenes emprendan la retirada.
En la pequeña ciudad de Grieth, los estudiantes involucrados en el proyecto desarrollan conceptos de vida alternativos. "Los primeros tres proyectos evalúan qué necesita la gente y planifican medidas para mejorar el abastecimiento en el área, así como para mejorar la movilidad”, cuenta Becker. Además, los estudiantes planean poner en marcha nuevas formas de financiamiento, como, por ejemplo, el crowdfunding, o recolección de dinero de donantes privados a través de un portal de Internet para llevar a cabo un proyecto.
Otra posibilidad de cambio son las asociaciones de ciudadanos, explica Becker, en las que personas jóvenes ayudan a las más ancianas en tareas cotidianas como, por ejemplo, a hacer las compras. Sus prestaciones se registran en una cuenta de horas de trabajo, y con ellas pueden pagar los servicios de los que hacen uso. En cuanto al éxodo de médicos, se podría implementar un servicio ambulante de visitas a pacientes. Asimismo, para mejorar el funcionamiento del transporte, es posible realizar viajes grupales en taxi, otra medida para hacer más atractiva la vida en el campo.
Autor: Christian Ignatzi/ CP
Editora: Claudia Herrera Pahl