Wim Wenders lleva a Pina Bausch a la Berlinale
13 de febrero de 2011El autor de "Buena Vista Social Club" encontró en la tecnología 3D la herramienta que durante años le había faltado para poder capturar el movimiento de los bailarines.
"Como director de cine, y he hecho ya varias películas, siento que tengo cierta maestría", contó Wenders. "Pero cuando vi la obra de Pina por primera vez pensé que quizá sabía suficiente sobre películas, pero no sobre movimiento".
Proyecto conjunto
Aquel primer encuentro entre ambos artistas se produjo en 1985, cuando la compañía Tanztheater Wuppertal de Pina interpretó en Venecia "Café Müller". Cineasta y coreógrafa trabaron una sólida amistad que desde muy pronto incluyó también un proyecto común: hacer una película juntos.
Pina siempre sintió fascinación por el cine. Colaboró con Pedro Almodóvar en su filme "Hable con ella" e incluso dirigió una película de danza, "El lamento de la emperatriz". Pero durante años, la idea de trabajar con Wenders se fue retrasando y retrasando ya que el cineasta no conseguía encontrar el modo adecuado de trasladar su arte a la gran pantalla.
Lo halló en 2007, cuando vio en el festival de Cannes la película-concierto "U2-3D" de la banda de rock irlandesa. A partir de ahí, ambos se embarcaron en el proyecto y seleccionaron un repertorio de cuatro piezas: "Café Müller", "Le Sacre du Printemps", "Vollmond" y "Kontakthof".
Una película “para Pina”
"Pero entonces pasó lo inimaginable", declaró Winders. Apenas dos días antes de comenzar las pruebas de rodaje en 3D, Pina falleció repentinamente el 30 de junio de 2009. Aquel parecía ser el final del proyecto. "Sin embargo, Pina seguía estando presente con mucha intensidad", explicó el realizador.
Así, el concepto del documental cambió por completo y pasó de "una película con Pina a una película para Pina, en la que sus bailarines serían su voz". El resultado son 100 minutos de un exquisito viaje visual y sensorial plasmado a través de las cuatro piezas que Wenders escogió con Pina y de actuaciones de los bailarines del Tanztheater Wuppertal.
El multicultural conjunto de artistas responde en "Pina" a las mismas preguntas que les planteaba su maestra, pero en lugar de palabras utilizan el lenguaje del cuerpo y la improvisación, el movimiento. "Pina miró dentro y aún más dentro de cada uno de nosotros. Pedía que nos abriéramos más y más pero a su vez nos protegía muchísimo", contó la bailarina Barbara Kaufmann. Para Wenders, su amiga "se especializó tanto en lo que el alma le dice al cuerpo" que él se sintió un principiante. "Y aún lo soy", afirmó. (dpa)
Editora: Emilia Rojas