Werner Herzog: una mirada al abismo
14 de septiembre de 2011El documental, con el título "Into the Abyss", es estrenado en el Festival de Cine de Toronto (TIFF) 2011, que se está llevando a cabo en esa ciudad de Canadá.
El director de "Aguirre, la ira (cólera) de Dios" y "Fitzcarraldo" lleva 40 años haciendo películas y alternando ficción con documentales. Así como en "Cave of Forgotten Dreams" (2010) Herzog se metió en una cueva en el sur de Francia para investigar sus pinturas prehistóricas y en "Encounters at the End of the World" (2007) viajó hasta la Antártida, en "Into the Abyss" Herzog aborda la pena de muerte a través de un triple crimen cometido en Conroe por dos adolescentes, Michael Perry y Jason Burkett.
"Si hablo contigo eso no quiere decir que me gustes, pero eres un ser humano y no creo que debas morir", le dice Herzog a Perry cuando lo entrevista en la prisión de Texas en el corredor de la muerte, apenas ocho días antes de ser ejecutado.
Para robar un automóvil
Cuando Perry cometió el triple asesinato que lo llevó tras las rejas -con la única finalidad de robar un Chevrolet Camaro-, tenía tan sólo 18 años. Cuando Herzog lo entrevista tiene 28, aunque sigue luciendo una expresión aniñada. Su cómplice, Jason Burkett, tuvo algo más de suerte: fue condenado a una sentencia de por vida y quizá logre salir a los 49. Los dos afirmaron ser inocentes.
El recuerdo de Perry de un frustrado campamento en los Everglades al que lo enviaron sus padres de niño remite a una etapa anterior en su vida, cuando aún no era considerado un asesino. Sin aparecer en cámara, con preguntas directas, Herzog logra que sus testigos hablen sin tapujos.
La pregunta acerca de una experiencia con una ardilla, a la que casi pisa con su coche, lleva al reverendo Richard López, que acompaña a los presos en el corredor de la muerte, a confesarle con lágrimas en los ojos al director: "La vida es preciosa, se trate de una ardilla o un ser humano. No puedo evitar el proceso (de la pena capital), pero desearía poder hacerlo".
“Les pedí que no maten a mi hijo”
Delbert Burkett, el padre del cómplice de Perry, Jason –que también está en prisión por varios delitos- le cuenta a Herzog cómo pidió permiso para salir de prisión y testificar en el proceso contra su hijo. "Siento que es mi culpa. Me siento un fracaso como padre. Yo nunca estaba. Les pedí que no maten a mi hijo".
Otros testimonios incluyen el de Fred Allen, que supervisó más de 100 ejecuciones en Texas pero que renunció en 2000 -perdiendo el derecho a su jubilación- cuando se dio cuenta de que en lo que hacía "algo estaba mal".
Pero también están, claro, las voces de los familiares de las víctimas, como la de Lisa Stotler, que perdió a su madre y a su hermano adolescente en el crimen. Herzog entrevista a Lisa después de la ejecución de Perry. Ella confiesa que se sintió aliviada, aunque revela su sorpresa cuando le vio la cara a Perry: "Construí a este enorme monstruo en mi imaginación, pero era sólo un chico".
Sin efectos especiales, apelando a la manera más tradicional de filmar documentales -con "cabezas parlantes"-, Herzog hace reflexionar el espectador acerca de la pena de muerte. O, como él mismo afirma, "asomarse al abismo del alma humana".
dpa
Editor: Pablo Kummetz