La policía francesa habría acosado a refugiados
7 de octubre de 2021"La policía se llevó ayer nuestras tiendas de campaña. Estuvimos despiertos toda la noche porque no teníamos tienda ni sacos de dormir". Esta experiencia de un joven afgano de 18 años se recoge en un informe de Human Rights Watch (HRW). La organización de derechos humanos acusa a las autoridades de la ciudad portuaria de Calais, en el norte de Francia, de acosar sistemáticamente a los residentes del campamento. Según Michael Bochenek, autor del estudio, lo hacen de diferentes maneras. Por un lado, dice Bochenek, se llevan a cabo evacuaciones masivas, con las fuerzas de seguridad desalojando campamentos enteros de tiendas de campañas, con el argumento de que estas personas estaban acampando allí ilegalmente. "Esto es problemático en muchos sentidos, porque se destruyen o confiscan las tiendas y las lonas, o los sacos de dormir, y no se ofrece a la gente ninguna alternativa", dice Bochenek. La gente suele acabar en la calle y luego se encuentra de nuevo en esos campos. La mayoría de los refugios de emergencia que podrían acoger a la gente están completamente sobrecargados.
Según HRW, las llamadas evacuaciones rutinarias son mucho más frecuentes que las masivas. Los agentes de policía llegan sin previo aviso a los campamentos y piden a los residentes que se marchen. A menudo solo tienen que caminar unos metros hasta la siguiente calle o aparcamiento, mientras la policía registra el campamento y confisca los objetos que los residentes han dejado atrás.
El procedimiento no dura más de 15 minutos pero, según Bochenek, tiene un efecto especial. "Es puro acoso. No sirve para nada más que para hacerles la vida difícil a estas personas". La organización Human Rights Observers describe 950 evacuaciones de este tipo en Calais solo en 2020.
Evitar que se establezcan campamentos
Hasta 2016, Calais era visto por muchos como un símbolo de la crisis de los refugiados en Francia. Hasta 10.000 personas vivían en la llamada "jungla de Calais", una ciudad provisoria de tiendas de campaña. Para muchos refugiados y migrantes, era una escala en el camino hacia Gran Bretaña. Cinco años después, sigue siéndolo. Según los guardacostas franceses, 15.400 personas intentaron cruzar el Canal de la Mancha en botes en los ocho primeros meses del año. Esto supone un 50% más que en todo el año anterior. Gran Bretaña apoya financieramente a los guardacostas franceses para impedir el paso de refugiados y migrantes. Al mismo tiempo, según organizaciones de derechos humanos como HRW, las autoridades francesas están llevando a cabo una estrategia de disuasión para evitar que la gente venga al norte de Francia en primer lugar. El objetivo es impedir que se cree una nueva "jungla".
HRW calcula que más de 2.000 personas, entre ellas unos 300 menores no acompañados, están alojadas en varios campamentos más pequeños, en Calais y sus alrededores. La estrategia de disuasión de la policía, como la denomina HRW, parece estar funcionando solo parcialmente.
Fuerte presencia policial
El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, destacó los esfuerzos de la policía en julio de 2021. "Las instrucciones que di para evitar que los habitantes de Calais tuvieran que revivir lo que vivieron hace unos años implicaron una operación policial contundente. Este sólido despliegue supone una presencia policial muy fuerte y una acción cada 24 o 48 horas", dijo Darmanin.
HRW describe el enfoque de las fuerzas de seguridad francesas como un claro cambio de estrategia. Mientras que en el pasado se utilizaban con más frecuencia medios físicos, como los gases lacrimógenos, ahora se trata de agotar a los refugiados. Tanto es así que el autor del estudio de HRW, Michael Bochenek, afirma que es difícil entender cómo la gente puede soportar un trato tan humillante y degradante.
(gg/er)