Venezuela en Mercosur, "un paso correcto en la dirección correcta"
7 de noviembre de 2006Representantes de la Unión Europea y de Mercosur sostienen una nueva ronda de negociaciones en Rio de Janeiro, a fin de reactivar un proceso que luce estancado desde octubre de 2004. En algunos sectores se tiene la percepción de que no es sino un encuentro formal, pues los llamados "procesos multilaterales" de Doha se encuentran suspendidos y arrastran al fracaso al resto de los acuerdos comerciales.
Doha, ¿desahuciado?
El Centro de Información y Documentación Chile-Latinoamérica, organización no gubernamental con sede en Berlín, opina que en este momento es necesario cambiar por completo el marco general de las negociaciones. Además advierte que, ante el estancamiento de procesos multilaterales como Doha, y de otros complementarios como el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur, los bloques comerciales impulsan válvulas de escape a través de regímenes preferenciales, de los llamados "acuerdos económicos recíprocos", o de otros mecanismos bilaterales.
"Los puntos propuestos por la Unión Europea incluyen asuntos relacionados con el diálogo político y la cooperación, pero el punto principal sigue ubicándose en el terreno comercial. No vemos gran diferencia con los acuerdos que han sido promovidos por Estados Unidos en el marco del ALCA; es decir, se trata de la liberalización de los servicios, las reglas de inversión y la participación de consorcios europeos a fin de acceder al mercado sudamericano", dice Christian Russau, autor del estudio "El régimen de inversiones en la negociación Unión Europea-Mercosur".
Como las anteriores rondas, el encuentro de Rio "trata de impulsar los intereses de los global players, los consorcios multinacionales europeos", agrega el investigador. "Todo esto debe ser contemplado en el marco de la competencia estratégica global entre Estados Unidos y Europa por los mercados internacionales".
La alternativa venezolana
En cambio, asevera, la incorporación de Venezuela a Mercosur agrega a éste un elemento necesario para la integración no sólo de los países que lo integran, sino de toda Sudamérica. "Es un paso correcto, en la dirección correcta", dice Russau, "pero Bolivia también debe tener una mayor participación en Mercosur".
En opinión del especialista, para que las acciones de un bloque como Mercosur rindan beneficios más directos a la ciudadanía, y no tanto a las grandes empresas, debería reforzarse mucho más la parte relacionada con el diálogo y la cooperación.
"Son temas que ya están incorporados de manera formal, pero pensamos que debiera dárseles un énfasis mucho mayor que el que se otorga a la liberalización comercial. También debería reconocerse de manera más explícita la asimetría que existe entre algunos socios comerciales. Paraguay tiene una situación económica muy diferente a la de Brasil, por ejemplo, y no es posible obligarlos a abrir de la misma manera sus mercados a los consorcios internacionales", agrega.
Sobre el estancamiento de las negociaciones multilaterales, Russau señala: "Quienes encabezan las delegaciones reconocieron que las negociaciones bilaterales tenían mucho más potencial que la Ronda de Doha. El Comisario Europeo para Asuntos Comerciales, Peter Mandelson, declaró que el llamado 'nuevo bilateralismo' ofrecía mayores posibilidades para la liberalización de los mercados".
Aunque considera positivas las acciones encaminadas hacia la integración de Sudamérica, el investigador alemán también encuentra algunos puntos que requieren mayor definición. "Cada una de las formas en que se produzca esta integración requiere una evaluación específica. Vemos con ojos críticos algunos proyectos en los cuales el poder de negociación se concentra en una de las partes; por ejemplo, el de hacer un gran gasoducto. Esto podría ayudar a la integración de la región en materia energética, pero también tendría consecuencias ecológicas. La integración regional y política de Sudamérica debe tomar en cuenta no solamente la realización de estos programas, sino también sus efectos sociales y ecológicos".