El sentido de un gasoducto bolivariano
9 de marzo de 2006"Una columna vertebral para que Latinoamérica pueda ponerse de pie", así titula el artículo que con respecto al controvertido proyecto del presidente venezolano, Hugo Chávez, publica el diario alemán Süddeutsche Zeitung. "7000 kilómetros a través del continente y la región amazónica"; "un proyecto en contra de Estados Unidos"; "un paso más hacia la revolución bolivariana", dicen otros.
100 millones de metros cúbicos de gas natural atravesarían en el futuro entre 7000 y 8000 kilómetros desde el Orinoco hasta Buenos Aires, a través de la región amazónica del Brasil El gas boliviano -así los planes de líder venezolano que se complace en cubrirse con las ideas y la aureola de Simón Bolívar y su gran sueño panamericano- debe unirse también , una vez que el presidente Evo Morales lo haya nacionalizado, al gran gasoducto de la integración latinoamericana. ¿Cómo se ve esto con los ojos de geocientíficos alemanes? DW-WORLD conversó al respecto con H.G. Babies, geólogo investigador del Instituto Federal de Geociencias y Recursos Naturales, especialista en gas natural y petróleo a nivel mundial y que se encuentra a punto de publicar un pequeño estudio al respecto.
Lo realista y rentable del proyecto
Este gran proyecto se encuentra en la primera fase, en determinar su factibilidad y su rentabilidad, de lo cual "se sabrá si es realista o no", dice el especialista en hidrocarburos explicando que normalmente, un gasoducto entre 3000 y 4000 kilómetros es económico, todo lo que supere ese volumen de gas es rentable sólo como LNG, liquidified natural gas, como gas líquido que luego es transportado por barco.
La gran distancia que tendría que recorrer este gasoducto lo hace poco recomendable. Sería mucho más rentable convertir los excedentes venezolanos en gas líquido, que podría ser exportado. Por supuesto que para ello hay que invertir mucho en una infraestructura que convierte el gas natural en gas líquido.
"Si bien ésta es una infraestructura industrial muy cara, hace que la exportación tenga más sentido. Trinidad y Tobago poseen refinerías de ese tipo, y exportan su gas a Estados Unidos, por ejemplo", explica Babies, quien considera más razonable esta última opción, sobre todo porque el gasoducto recorrería entre 6000 o 8000 kilómetros sin haber servido a un solo consumidor. Aunque técnicamente es factible, otro problema base es su financiación: entre 20 y 25 mil millones de dólares costaría el proyecto, que nadie sabe aún de dónde van a salir.
"Por otro lado", cuestiona el especialista en hidrocarburos, "Venezuela consume hoy el 100% del gas que produce. Por el momento no tiene capacidad de exportar. Si bien se ha descubierto algunos campos hidrocarburíferos off-shore, éstos deben ser adecuados a la producción lo cual tomaría uno dos años. Por otro lado, en caso de se construya el gasoducto tomaría unos siete años.
Toda una selva se interpone
Otro gran problema surge de la geografía: la selva Amazónica se encuentra en el recorrido del gasoducto. Entre 2000 y 3000 kilómetros de la mayor reserva forestal del mundo se verían atravesados por esta arteria de gas, "lo cual representa una fuerte ingerencia humana en el medio ambiente" opina Babies, haciéndose eco de estudios ecologistas. "Hay que pensar", explica, "que paralelamente al gasoducto corre una carretera. Y el temor es que esto signifique un acceso mayor al comercio ilegal de maderas tropicales". Además, según los protectores del medio ambiente, la construcción de una carretera significa que 50 kilómetros a cada lado de ella el hombre ejerce su influencia en el medio ambiente.
En realidad, esto es geopolítica
¿Y la consecuencia geopolítica? "América Latina sí que sacaría provecho del asunto, aunque en esa región también existen grandes cantidades de gas. Bolivia exporta gas a Brasil y a Argentina. Argentina exporta gas a Chile y a Brasil. Es decir, existe un mercado de gas propio. Y debido a que el 70% de la población sudamericana se encuentra en el parte más al sur del subcontinente, allí se encuentran los grandes centros consumidores" analiza Babies y puntualiza "sin embargo, la demanda aún no existe. Primero debe ser generada una industria que funcione a base de gas", como es el caso de Europa, que se abastece a través de un anillo de gasoductos que provienen de Rusia y de Argelia, a través del estrecho de Gibraltar.
Hay que tener en cuenta también que en la región no existe carencia de energía, más bien lo contrario, pues estamos hablando de una región rica en hidrocarburos. En otras palabras, "independientemente de la rentabilidad o la sensatez del proyecto del gran gasoducto, lo que Chávez quiere documentar con su proyecto es la cohesión latinoamericana, en este caso entre Venezuela, Brasil y Argentina, un polo opuesto a Estados Unidos", concluye Babies.