Una nueva izquierda para Alemania
9 de agosto de 2004Oskar Lafontaine siempre se ha caracterizado por su estilo directo, aunque no necesariamente diplomático. El político, que se retiró hace algún tiempo del escenario público, afirma ahora que lanzará un nuevo partido a la izquierda del gobernante Partido Socialdemócrata (SPD), si en el transcurso del próximo año no se registra un viraje claro de las reformas estructurales emprendidas bajo Schoeder.
Lafontaine hizo estas declaraciones para la próxima edición del semanario "Der Spiegel", donde destaca que "el SPD tiene el mandato de representar los intereses de los trabajadores y de los jubilados". Si renuncian a esta responsabilidad, dice Lafontaine, " otras fuerzas tendrán que asumir este trabajo en el Parlamento".
Renuncia de Schroeder
Pero el socialdemócrata va un paso más lejos y exige sin tapujos que Schroeder renuncie a la jefatura del gobierno, ya que "los resultados de su política lo desacreditaron". Por lo tanto sería un asunto de "dignidad", que se retire ante las cifras del desempleo y el notable descontento social, añade.
Asimismo acusa de "estafa electoral" a la coalición del gobierno, conformada por socialdemócratas y el Partido Verde. Las reformas estructurales a nivel social, de salud, desempleo y jubilaciones, emprendidas últimamente estarían en clara contradicción con las expectativas generadas entre la población cuando asumieron el gobierno.
Lafontaine, quien con esta entrevista regresa a la luz pública, anuncia también que aprovechará su derecho al uso de la palabra en las asambleas generales del SPD para perseguir estos fines y volver a desempeñar un papel activo en la política nacional.
Desilusión compartida
Las críticas del antiguo líder de izquierda, recordado por muchos por nunca haber prometido más de lo que realmente se creía capaz de cumplir, no son una voz aislada en estos días. Así, las propias bases del SPD se empiezan a movilizar en contra del paquete de reformas sociales.
Según numerosos comentaristas, se da la situación irónica que las autoridades en Berlín no deberían pasar por alto: Un gobierno en sí progresista es criticado desde adentro, pero elogiado por sectores conservadores, desde la oposición parlamentaria, hasta por tradicionales economistas fieles a la fórmula "más mercado y menos Estado".