Un Profundo Impacto cósmico
4 de julio de 2005"Sólo a los norteamericanos puede ocurrírseles esa idea", así comenta el semanario Spiegel en su edición digital el éxito de la misión del Deep Impact al cometa Tempel1. Mientras la nave europea Rosetta va a la caza de un cometa para anclar, años después, en su núcleo una sonda, la Nasa lanza el Deep Impact que 172 días después dispara una bala de cobre ( Impactor) y horada el cometa Tempel 1. Cuanta sea la divergencia entre ambas maneras de pensar, los científicos de ambos lados no esconden su júbilo por el éxito de la misión y por la cantidad y calidad de la información que se sacará de ella.
Un aporte al mundo
El proyectil, que llegó a la parte inferior del cometa, iba dotado de una cámara que envió a Tierra toda la información deseada; meses se tardarán los científicos en analizarla. Los científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) se alegran con sus homólogos norteamericanos. "Deep Impact le ofrece al mundo la posibilidad de adelantar en la investigación de los cometas", declara el director científico de la ESA, David Southwood. Cabe anotar que telescopios europeos formaban parte del equipo que permitió fotografiar las entrañas del cometa.
Los observatorios astronómicos de todo el mundo siguieron tanto la trayectoria del Impactor como el impacto mismo: tanto Rosetta como Hubble y los Observatorios Europeos en Chile estaban dirigidos hacia Tempel 1. Tanto esfuerzo e inversión se explica por la estructura misma de los cometas: una mezcla de hielo, polvo cósmico y minerales.
La vida llegó a bordo de un cometa
El hielo de los cometas contiene no sólo agua congelada, sino también dióxido de carbono, metano y amoníaco, una composición que han mantenido invariable desde el origen del sistema solar. El gran interés que despiertan en los científicos se origina, también, en la teoría de que pueden ser los cometas -que por cientos orbitan elípticamente el sistema solar con dirección al astro rey- los responsables de haber traído el agua a la Tierra, y con ella la vida.
Tempel 1
Este impacto provocado es el primero en la historia de la ciencia. 372 kilogramos -de los cuales 113 eran de cobre- a una velocidad de 37.000 kilómetros por hora, crearon un cráter de las dimensiones de un campo de fútbol en el cometa Tempel. Contrariamente a lo que se temía, a pesar del impacto infligido en su superficie, no se ha alterado en lo más mínimo su órbita.
Tempel lo vio por primera vez
Su nombre se origina en su descubridor, el alemán sajón Ernst Wilhelm Leberecht Tempel (1821-1889), que lo detectó por primera vez el 3 de abril de 1867, cuando colaboraba en el Observatorio de Marsella.
Tempel 1 es visible desde la Tierra cada seis años. Según información de la revista Astronomie Heute, en 1881 se acercó tanto a Júpiter que su órbita fue severamente alterada, por lo cual desapareció por casi cien años. Desde que lo redescubrieron en 1972, Tempel 1 no ha dejado de ser observado durante cada uno de acercamientos a la Tierra. "Los resultados de Tempel ayudarán a planificar la llegada de Rosetta", explica, o se consuela, Southwood.