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Un gigante tiembla

DW WORLD15 de febrero de 2008

El consorcio alemán Deutsche Post, conspicuo actor de la globalización, vive las consecuencias de las acusaciones contra de su más alto ejecutivo, Klaus Zumwinkel.

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Imagen: picture-alliance/ dpa

El Märkische Oderzeitung, de Frankurt del Oder, aborda la compleja importancia que el caso guarda para al sociedad alemana: „Si se comprueba que el éjecutivo reformador, cuya capacidad de influencia en la política era notoria, en realidad cometió el delito de evasión fiscal, ello resultaría un severo golpe para la élite económica de Alemania. A causa de la voraz ambición de ganancias en el mundo globalizado, los reproches que vagabundean con cada desempleado alemán respecto de la falta de escrúpulos de los altos ejecutivos encuentran nuevo y rico alimento. Este caso debe significar el fin de la carrera de Zumwinkel, tanto como reformador al frente del consorcio postal como en la jefatura del Consejo de Vigilancia de la Deutsche Telekom.”

Se busca empresarios honestos

En Berlín, el Tagesspiegel hace la siguiente reflexión: “Lo que se necesita son empresarios responsables que tanto en lo profesional como en lo privado se comporten sin mancha alguna. Eso lo menos que puede esperarse cuando se contemplan las horrendas sumas salariales que devengan los directivos actuales. Pero ahora sucede todo lo contrario. El Estado se ve obligado a salvar a bancos cuyos directivos han fracasasdo. Las ganancias se privatizan, las pérdidas se socializan, y los gerentes no se enfrentan a un temor mayor que el de someterse a una pausa en sus lucrativas carreras. Algo está podrido en el Estado alemán. Pese a todos los códigos de responsabilidad corporativa se ha llegado a establecer una clase de moderno feudalismo que daña a los entes públicos. Es tiempo de realizar una gran limpia. Se necesita mayor transparencia del sistema, pero sobre todo una mayor credibilidad en quienes lo componen.”

Empresas en descrédito

En Stuttgart, el Stuttgarter Zeitung evalúa los cargos contra Zumwinkel: „Vienen tiempos críticos para los ejecutivos de empresa, pues su integridad se pone en duda. Y aquí, la Alemania corporativa tiene un gran problema de imagen. Primero fueron las revelaciones sobre servicios de prostitución cargados a la cuenta del consorcio Voklswagen; luego, los agitados casos de corrupción en Siemens que costaron millones de euros y también el pretigio a esa empresa. Ahora, posiblemente, a esa lista negra se sume el multimillonario Klaus Zumwinkel. En una época en la cual se discute intensamente sobre la distribución del bienestar y la omnipresente tijera sobre el poder adquisitivo general, esto aleja aún más a los dirigentes económicos y a las élites de los ciudadanos. Así se alimenta la visión común de ‘los de arriba y los de abajo'.”

Presunción de inocencia

En Colonia, la ciudad donde vive el empresario acusado, el Kölner Stadt Anzeiger pide evitar linchamientos mediáticos anticipados: “En efecto, en el caso de Zumwinkel debe aplicarse la presunción de inocencia. Pero, ¿qué significa esto? Las imágenes con la acción concertada en la residencia del jefe postal en el acaudalado barrio de Marienburg permanecerán en la memoria mucho más que cualquier principio jurídico. La imagen del ejecutivo ha sufrido ya manchas oscuras sin que importe cómo acabará el proceso en los tribunales. Quizá Liechtenstein –donde Zumwinkel habría aparcado millones de euros- ha perdido su aura de paraíso para los pecadores fiscales desde que que los empleados bancarios buscaron extorsionar a clientes extranjeros, amenazándolos de revelar información confidencial. ¿Fue ése el caso de Zumwinkel? Lo dicho: por el momento, se impone aplicar la presunción de inocencia.”

Adoptar responsabilidades

Del otro lado del país, el Berliner Zeitung señala: “Cada ser humano tiene la prerrogativa de ponerse metas en la vida; y cuando éstas consisten en acumular fortunas, es cosa de su absoluta competencia Pero nuestros dirigentes económicos también son ciudadanos. Y esto significa adoptar responsabilidades por otros en la medida de los propios medios. La radical pérdida de respeto que la élite financiera de nuestro país ha demostrado en los últimos años cómo este respeto ha sido desmantelado con altanería notable. Quizá algunos puedan darse el lujo de ser repudiados por las masas. Pero la economía en general comprobará que sepulta el fundamento de su éxito cuando éste se deslegitima abiertamente a manos de sus propios dirigentes.”