¿Un espermatozoide para Frankenstein?
9 de julio de 2009En la publicación científica “Stem Cells and Development”, un grupo de investigadores de la Universidad de New Castle, dirigidos por Karim Nayernia, afirmaron haber producido esperma humano a partir de células madres embrionarias. El esperma artificial serviría para solucionar problemas de fertilidad en hombres y elaborar futuros tratamientos.
¿Un espermatozoide para Frankenstein?
Según los investigadores, se necesitarán más de cinco años hasta que se pueda perfeccionar los espermatozoides para ser utilizados. El esperma se obtuvo a partir de células embrionarias humanas, de embriones creados por inseminación artificial. El científico de origen iraní Karim Nayernia, que trabajó en el Instituto de Genética Humana de la Universidad de Göttingen, al sur de Alemania, pasó hace tres años a trabajar en Gran Bretaña. Que en Alemania experimentos con embriones como el citado sean posibles sólo hasta 15 días después de la concepción, sea tal vez una razón para su decisión.
Lo cierto es que la creación de esperma artificial ha conmovido a la opinión pública. La fantasía de crear un ser humano a partir de espermatozoides artificiales ocupa al mundo. Muchas son las preguntas, y Nayernia aclara que el método podría ayudar “a parejas con problemas de fertilidad (…) para tener un hijo que tenga los genes de los padres”. Y aseguró que entiende los reparos de la gente, pero que la fabricación de esperma “no significa que podamos producir seres humanos en el tubo de ensayo, ni tampoco es éste nuestro objetivo.”
Según explica el periodista y biólogo Michael Lange, de Deutsche Welle, no es nada difícil producir esperma fuera de los testículos. A partir de la inseminación artificial se crea un embrión del cual se obtienen las células madre, destruyéndolo. Por eso, este procedimiento está prohibido en Alemania. En el embrión crecen las células en un líquido de color rosa. Al agregarle determinados componentes necesarios para su crecimiento, las células se transforman en espermatozoides. Y son esos los espermatozoides que lograron extraer los investigadores de New Castle.
A pesar de que Nayernia, el director del grupo de New Castle, aseguró que los espermatozoides “tienen una cabeza, una cola y nadan”, e incluso documentó el logro con un video en Internet, las dudas sobre si se trata de esperma sano son grandes. Allen Pacey, andrólogo de la Universidad de Sheffield salió al ruedo diciendo que éstos se encuentran en una fase temprana del desarrollo, por lo cual no se sabe aún si estas células pueden llamarse “espermatozoides”. Según Pacey, habría que comprobar si pueden fecundar una célula humana. Pero esto es lo que está prohibido en Gran Bretaña.
Sin embrión no hay célula madre
“También la ciencia está aún en una fase temprana y definitivamente no disponible para este tipo de investigación. Según Nayernia, es para el tratamiento de la infertilidad en hombres. Pero ¿cómo podría un producto artificial de laboratorio ayudar a aclarar o curar la producción defectuosa de espermas en un testículo humano?”, se pregunta Lange. Y recuerda experimentos hechos por el mismo Nayernia en Göttingen, en los que se fecundaron óvulos de ratón con esperma artificial. Los ratones que llegaron a ver la luz eran demasiado pequeños o gigantescos, y la mayoría murió a las pocas semanas.
De esto deduce Lange que el empleo de espermatozoides de laboratorio en seres humanos no sólo sería antiético, sino poco responsable a nivel médico. “Para hombres infértiles, este procedimiento no tiene aplicación, ya que, en primer lugar, debe haber un embrión disponible para obtener las células madre. Si no se cuenta con esperma natural, se lo debería conseguir a través de una clonación. Y en New Castle, a pesar de varios intentos, aún no se logró crear un embrión a partir de células de la piel o de otras partes del cuerpo”, explicar Michael Lange. El callejón sin salida en que se encuentra la investigación a partir de células madre se vuelve entonces comprensible. Abierta sigue la pregunta sobre el por qué de la creación de esperma humano.
Autor: CP, dw, dpa
Editora: Emilia Rojas Sasse