UE-Mercosur: negociaciones difíciles, ¿pero no imposibles?
11 de octubre de 2010Cuando los 27 países miembros de la Unión Europea y los cuatro que forman el Mercado Común del Sur, Mercosur, negocian y comercian por separado, los problemas parecen ser menores. Llegar, sin embargo, a un acuerdo en el escenario supranacional y, sobre todo, que los segundos actúen como un conjunto resulta más complicado. Los contactos duran ya más de una década y estuvieron seis años paralizadas.
La que acaba de quedar abierta en Bruselas es la segunda ronda de conversaciones, del nuevo periodo iniciado en mayo de 2010. Su objetivo sigue siendo la ratificación de un tratado de libre comercio que facilite los intercambios de región a región y que, según lo expuesto durante el último encuentro en Madrid, debería estar listo para entrar en vigor el 1 de enero de 2011, fecha que posteriormente se sustituyó por “mediados del próximo año”.
Nadie sabe si esta vez se podrá cumplir el plazo fijado, puesto que sigue sin existir el borrador del acuerdo sobre el que todos los implicados estarían dispuestos a plasmar su firma. Darle forma a este documento es el fin de la presente reunión, que durará hasta el próximo viernes.
Grandes diferencias
“Se espera efectuar una tarea de consolidación y compatibilización de textos con el objeto de avanzar en un borrador de acuerdo para la creación de un área de libre comercio entre ambos bloques”, puede leerse en un comunicado emitido por la cancillería argentina, que asegura, al mismo tiempo, que la aproximación de posiciones llevará aún “largo trabajo”.
Sobre todo el capítulo agrícola es, como en tantas otras ocasiones, fuente de discordancias. En Europa se teme que el campo propio no pueda competir con la oferta latinoamericana. Países como Francia son muy reticentes al tratado de libre comercio y los productores agrícolas de la UE se aferran a las subvenciones de Bruselas al sector. Los Estados sudamericanos exigen a los europeos liberalización en este ámbito, a cambio de que ellos expongan sus mercados a la competencia de los bienes elaborados procedentes del Viejo Continente.
Entre los dos grupos negociadores persisten todavía “grandes diferencias”, reconoció el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, que viajó el pasado septiembre a Argentina y a Brasil- los dos pesos pesados del Mercosur- y que, pese a las disonancias, continúa considerando julio de 2011 como una fecha razonable para que el acuerdo sea una realidad.
La deuda argentina, ¿es un obstáculo?
“Los desacuerdos en el ámbito agrícola, los llamados temas de Singapur- entre los que se encuentra la cuestión de la transparencia en la contratación pública-, así como la falta de unidad de los miembros del Mercosur, que hasta ahora no han podido demostrar que sean capaces de coordinar sus políticas con una visión de largo plazo, son factores mucho más importantes a la hora de negociar el tratado de libre comercio con Europa que la deuda argentina con los países del Club de París”, contesta Claudia Zilla, de la Fundación Ciencia y Política de Berlín, a la pregunta de si la reciente discusión acerca de los impagos de Buenos Aires tendrá alguna influencia en el encuentro que se celebra en la capital belga.
Sobre todo Alemania, la principal acreedora de Argentina dentro del citado grupo y a quien el país latinoamericano le debe el 30 por ciento de los casi 7.000 millones de dólares que continúa sin devolver al Club, apremia para que el dinero pendiente sea transferido lo antes posible. La canciller alemana, Angela Merkel, y su ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, aprovecharon la visita de Cristina Fernández de Kirchner a tierras germanas la semana pasada- con motivo, entre otras cosas, de la inauguración de la Feria del Libro de Fráncfort- para recordarle a la presidenta argentina que la cuenta sigue abierta.
“Por supuesto beneficiaría a la imagen del país y a la del bloque el que Argentina pagara. Pero el tema le afecta a los demás socios del Mercosur sólo indirectamente”, continúa Zilla, indicando: “con esto, Buenos Aires se daña principalmente a sí mismo. La deuda afecta sobre todo al estatus de Argentina en el exterior, que va perdiendo presencia internacional al tiempo que se debilita su credibilidad, dejándole terreno disponible a Brasil para un protagonismo regional y más allá de las fronteras de América Latina”.
Autora: Luna Bolívar Manaut
Editora: Emilia Rojas Sasse