España, una presidencia europea con tropiezos
1 de julio de 2010La entrada en vigor del Tratado de Lisboa quitó ya protagonismo a Zapatero y su gobierno. El nuevo modelo institucional no le dejó mucho margen para lucirse, al obligar a Madrid a tener un perfil bajo y ceder protagonismo al primer presidente permanente del Consejo
Europeo, Herman van Rompoy, y a la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton.
Y la situación económica y financiera de España y de la UE se encargaron de borrar del todo cualquier brillo que pudiera haber habido.
El gobierno de Zapatero se había propuesto sacar al bloque de 27 de la crisis económica y financiera vigente. Lejos de conseguirlo, se dio de bruces con la debacle griega. Y con los rumores que siguieron apuntando a España como próximo candidato a un rescate similar al heleno por parte de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Zapatero, además, se vio obligado a aprobar un controvertido plan de recortes para reducir el abultado déficit público español, que cerró 2009 en el 11,2 por ciento, incluida la primera reducción del gasto social desde que llegó a La Moncloa en 2004. Y en la recta final de la presidencia europea, acaba de aprobar una polémica reforma laboral, que abarata y facilita el despido con el objetivo de cambiar una situación que ha situado la tasa de desempleo por encima del 20 por ciento.
"Ha habido que lidiar con difíciles circunstancias para la Unión Europea y también para nuestro país", admitió Zapatero esta semana en el Congreso de los Diputados.
Hackers, Barack Obama y cumbres fallidas
Como si de un mal agüero se tratase, la presidencia española comenzó su andadura con problemas informáticos: la página web recibió la visita de Mr. Bean, el famoso personaje cómico que interpreta el actor británico Rowan Atkinson, gracias al trabajo de un "hacker".
Y tan sólo un par de días después de que España asumiera el testigo entregado por Suecia, la noticia sobre la misma era el "Hi there" con el que saludaba Mr. Bean en el lugar en el que debía aparecer el propio Zapatero.
Además, debido al retraso en el nombramiento de la nueva Comisión Europea, España tuvo que trabajar dos meses sin poder contar con un Ejecutivo comunitario a pleno rendimiento.
Quizá el golpe mediático más duro fue la cancelación de la cumbre entre la UE y Estados Unidos, que debía haber llevado a Madrid a Barack Obama, tan admirado por Zapatero. Pero la foto nunca tuvo lugar. El presidente norteamericano suspendió su viaje por asuntos internos.
No fue la única cumbre prevista que no se celebró. La de la Unión por el Mediterráneo (UpM), que debía haber tenido lugar en junio en Barcelona, se canceló por el enfrentamiento entre árabes e israelíes. El ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, intentó evitarlo con un viaje a la región. Pero la situación aconsejó una cancelación antes de ver un fracaso estrepitoso de un encuentro que, previsiblemente, se celebrará el próximo noviembre.
Entre posiciones comunes y puntos álgidos
En política exterior, España fracasó en uno de los objetivos que se había impuesto contra la resistencia de parte del bloque y del Partido Popular (PP), el principal partido político de la oposición española: la flexibilización de la relación de la UE con Cuba.
La presidencia española quería poner fin a la llamada "posición común", fijada en 1996 a instancias del Ejecutivo español comandado entonces por José María Aznar. En ella, la UE condiciona sus relaciones con la isla al avance allí en la situación de los derechos humanos y las libertades civiles.
Y si Zapatero y Moratinos ya lo tenían difícil por la oposición de países como Alemania, Suecia y la República Checa, la muerte del disidente cubano Orlando Zapata en abril, tras una huelga de hambre, dejó claro que flexibilizar la política de la UE hacia Cuba era imposible.
El punto álgido de la presidencia española fue la celebración de la VI Cumbre entre la UE, América Latina y el Caribe, en mayo en Madrid.
En ese marco se desbloquearon las negociaciones para un acuerdo de asociación entre la UE y el Mercosur, paralizadas durante seis años, y se firmaron sendos pactos comerciales con Centroamérica, Colombia y Perú. Además, se impulsó un plan de subvenciones y créditos para América Latina y se creó una fundación para apoyar la integración de ambos bloques.
"Hemos hecho una auténtica política de Estado en interés de Europa y de España", resumió Zapatero la actuación de la presidencia española. "El protagonismo de España no se ha producido por la presidencia, sino por la tormenta que se ha abatido sobre la economía", le respondió el presidente del PP, Mariano Rajoy.
Sara Barderas (dpa)
Editor: Pablo Kummetz