UE-Japón: Emisiones de C02 y liberalización del comercio
23 de abril de 2008Durante su cumbre anual, Japón y la Unión Europea acordaron fortalecer su cooperación estratégica para que el Protocolo de Kyoto, que expira en 2012, sea sustituido por un nuevo acuerdo justo y, sobre todo, flexible. Según la declaración final del encuentro, el nuevo acuerdo debería fijar objetivos cuantitativos nacionales a mediano plazo para la reducción de las emisiones de dióxido de carbono. La propuesta de Japón de establecer niveles de reducción para cada ramo industrial será evaluada.
Preocupación por crisis alimenticia
En cuanto a la crisis alimenticia mundial, el primer ministro nipón, Yasuo Fukuda; el primer ministro de Eslovenia, Janez Jansa –en su función como presidente semestral del Consejo de la Unión Europea- y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, manifestaron su "profunda preocupación" por el alza de los precios de los alimentos.
El aumento de los precios de los recursos naturales y las materias primas, especialmente del petróleo y los alimentos puede frenar el crecimiento económico mundial y repercutir negativamente en los países desarrollados y en vías de desarrollo, advirtieron los líderes presentes en la cumbre. Japón -en su calidad de anfitrión de la cumbre de julio del G-8- pretende que el alza de los precios de los alimentos sea incluida en el orden del día de la reunión entre las siete naciones más industrializadas del mundo más Rusia.
Mandelson critica a Japón
Por su parte, el comisario de Comercio de la Unión Europea, Peter Mandelson, aprovechó la ocasión para hacer un llamado a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para que hiciera presión sobre los países exportadores de alimentos en el sentido de evitar la explosión de los precios y el cese de las exportaciones. Los países exportadores deberían hacer todo lo posible para evitar que la crisis se agrave, aseveró Mandelson, en cuya opinión la solución no pasa por limitar las exportaciones como lo han hecho ya Argentina, Egipto o Indonesia; esto sólo agravaría la escasez de alimentos en algunos países, atizando el miedo a la carestía.
¿Hipocresía europea?
Mandelson aprovechó para exhortar a Tokyo a abrir sus mercados a la inversión extranjera. Una paradoja de la globalización sería, según Mandelson, que Japón se haya beneficiado del clima de inversión global abierto, pero sigue siendo el mercado de inversión más cerrado en el mundo desarrollado. La Unión Europea ha puesto a disposición de los países asiáticos y africanos más aquejados –por la crisis de alimentos 120 millones de euros adicionales. Thilo Bode, portavoz de Foodwatch, opina que son las subvenciones europeas a los grandes agriculturas son corresponsables en la crisis alimenticia.
“El que en Senegal se pueda comprar tomates europeos a menor precio que los de producción local, acaba con los pequeños agricultores nacionales”, explica a Deutschlandfunk el experto de Foodwatch. Los precios europeos son tan bajos, por las grandes subvenciones que reciben. Por otro lado, la UE exige en sus acuerdos la eliminación de las barreras comerciales, a la vez que protege su mercado. De hipócrita calificó Bode la postura que defiende la UE.
Como fuere, en cuanto al acuerdo posterior al de Kyoto ha habido un acercamiento, pues hasta el momento el gobierno japonés había defendido que los niveles de emisión fuesen voluntarios y no vinculantes. Por otro lado, más allá de la “preocupación” expresada por la crisis alimentaria, en cuanto a la liberalización de los mercados en el marco de la OMC, UE y Japón prometen llegar este mismo año a una conclusión. La necesidad de actuar ha sido reconocida, dice el acuerdo final, "especialmente por las graves consecuencias que tendría en los esfuerzos de los países del Tercer Mundo para superar la pobreza".