No a patente de células
18 de octubre de 2011“No se puede patentar un procedimiento que se base en la destrucción de un embrión, pues esto viola la protección de la dignidad humana”. Con este veredicto, el Tribunal de Justicia Europeo pone fin a la polémica en torno al procedimiento que en 1999 hizo registrar el neurobiólogo alemán Oliver Brüstle: la generación de células nerviosas a partir de células embrionarias.
“El fallo significa una estigmatización de este ramo de la investigación. No se trata sólo de la patente en concreto, es una señal mucho más amplia que tiene el mensaje: `lo que ustedes hacen es inmoral´”, declaró Brüstle después de conocer el veredicto.
¿Embrión o no?
En el método patentado por el catedrático de la Universidad de Bonn, las células embrionarias aún no diferenciadas –restantes en los procesos de fecundación artificial- se utilizan para generar células de tejido nervioso con el objetivo de curar enfermedades como el Parkinson. La organización ecologista Greenpeace impugnó el procedimiento; el caso generó tanta polémica que se conformó un Consejo Nacional de Ética. Más allá del asunto de la patente, el Tribunal Federal Alemán llevó el caso al Tribunal Europeo para clarificar, de una vez por todas, qué es un embrión.
Si en otros países, apenas cuando la célula fecundada ha anidado en el útero materno se puede hablar de embrión, en la amplia definición elaborada ahora por los jueces europeos, estas células fecundadas en laboratorio también cuentan como tal, pues –en teoría- podrían generar una vida humana. Las células nerviosas ganadas a partir de esos tejidos, por ende, no se pueden usar patentar ni utilizar con fines industriales. La única utilización de embriones que es susceptible de patente –y con ello de su utilización con fines comerciales- es si a través de ese procedimiento los mismos embriones han sido curados.
El camino de Brüstle
“En Gran Bretaña comenzaron ya hace tres semanas los primeros estudios clínicos con células madres; eso significa que el procedimiento ha llegado ya a las clínicas. Al mismo tiempo seguimos discutiendo en Luxemburgo si es inmoral y si debemos impedirlo”, se queja Brüstle, el primer neurocirujano alemán en trabajar con células madre en la Clínica Universitaria de Erlangen-Núremberg. Después de dirigir el equipo científico del Instituto para Neuropatología en la Universidad de Bonn, y obtener la primera cátedra alemana para neurobiología reconstructiva en el año, Brüstle fundó la empresa Life& Brain, en cuya sección Cellomics se produce artificialmente células para el cerebro y la médula espinal.
Los científicos temen que el fallo sea un duro golpe para el progreso de la medicina en Europa; en Estados Unidos, las empresas farmacéuticas están ya autorizadas a probar con pacientes medicamentos basados en células madres embrionarias. “Si bien podremos seguir investigando, porque la ciencia es libre, este fallo nos impide la aplicación. A nosotros nos importa crear el puente entre el laboratorio y las empresas y los productos. Las patentes son importantes para ganar inversionistas y empresas; éstos se sienten protegidos por las patentes”, explica Brüstle a la agencia dpa.
Un fallo claro
La organización Greenpeace, por el contrario, se declara satisfecha. “Hoy hemos escrito un capítulo de historia del derecho europeo”, afirma Christoph Then, experto en patentes de la organización. El tribunal, así Then, ha puesto la protección a la vida humana por sobre los intereses comerciales. Según la organización ecologista, el fallo no representa un revés para la ciencia pues entretanto se puede llegar a las células requeridas sin destruir embriones humanos.
La claridad que procura este fallo es especialmente bienvenida, según la ministra alemana de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, mientras que el director de la Iglesia Evangélica Alemana, Nikolaus Schneider, expresó su satisfacción con el fallo: “la vida humana no puede ser patentada y menos con objetivos comerciales”.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas