Tras el debut de Berlusconi
4 de julio de 2003El nuevo presidente en turno de la Unión Europea, Silvio Berlusconi, se disculpó telefónicamente con el canciller alemán, Gerhard Schröder por la selección de palabras al rebatir al eurodiputado socialdemócrata alemán, Martin Schulz, a quien comparó con un capo nazi. A Berlusconi no le quedó más remedio que ceder a la presión de Berlín que exigía una disculpa por sus inaceptables declaraciones en Estrasburgo.
El controvertido millonario, reaccionó exhaltado a las críticas del eurodiputado alemán, diciéndole que estaría perfecto para el papel de comandante de un campo de concentración y que lo recomendaría con un cineasta italiano que rodaba una película sobre ese tema. Lo hizo a sabiendas de que sus incendiarias palabras pondrían punto final al acalorado y emocional debate en torno a su persona.
Fricciones zanjadas
Para el canciller alemán, Gerhard Schröder, la tensión entre Alemania e Italia, provocada por el controvertido debut de su homólogo italiano, quedó superada. No así en el plano europeo donde todavía quedan algunas cuestiones por aclarar. Lo que sucedió en el Parlamento Europeo no es un asunto exclusivo entre Berlusconi y un eurodiputado. El político italiano no se expresó así como jefe de un Estado extranjero o de manera privada, sino como máximo representante de la Unión Europea.
Tanto Berlín como Roma, reaccionaron citando a los embajadores del otro país para expresarles su malestar, lo que fue interpetado por la prensa alemana como una señal de impotencia de los afectados. La firme exigencia de Schröder no fue respaldada por la mayoría de sus homólogos europeos, que según analistas hubiera dado una señal de unidad. Los jefes de la diplomacia de Francia y España, Dominique de Villepin y Ana de Palacio, minimizaron la importancia del incidente. Incluso el ministro alemán del Exterior, Joschka Fischer, disculpó al jefe de gobierno italiano diciendo que donde hay seres humanos suceden errores.
En otro tono se expresó el gobierno de Suecia, la titular del Exterior, Anna Lindh, afirmó que "de poder elegir a un presidente de la Unión Europea, con seguridad no hubiéramos electo a Berlusconi, desafortunadamente quedan todavía seis meses por delante", se lamentó. A las voces de consternación se sumaron el jefe de gobierno de Luxemburgo, Jean Claude Juncker y el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, quien declaró que se trata de un incidente sumamente serio. Hay temor por que la presidencia del controvertido italiano pueda retrasar el proceso de integración. "En tiempos tan difíciles en las relaciones transatlánticas, sería más importante construir puentes con Estados Unidos en vez de seguir provocando divisiones entre los miembros de la Unión Europea", afirma la agencia de análisis económico MCM Currencywatch.
Urgente implementar reformas
El espectacular escándalo muestra que poco preparada se encuentra Bruselas para enfrentar casos como éste, pues no existen mecanismos para destituir a un presidente de la Unión Europea. También ha dejado en claro cuán importantes son las reformas pendientes. Según el bosquejo de Constitución Europea, en vez del sistema de rotación automática semestral que tiene vigencia actualmente, los presidentes de la UE serán electos por un período de dos años y medio. Si dicho borrador ya tuviera vigencia, un hombre como Berlusconi probablemente no hubiera sido electo para el cargo de presidente y aún si lo fuera, los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros, tendrían las capacidades para destituirlo si así lo consideraran necesario.