Siria presionada
11 de junio de 2011Publicidad
No está disponible, le ha dejado saber el presidente sirio, Bashar Al Assad, al secretario general de Naciones Unidas. Para buscar salidas negociadas a la crisis en el país árabe quería hablar con él Ban Ki-moon, pero por parte de Damasco no existe interés en un encuentro.
Ahora, el Consejo de Seguridad de la ONU debate una propuesta de resolución, presentada por Alemania, Reino Unido, Francia y Portugal, que condenaría la violencia ejercida contra la población e impondría un embargo a la venta de armas a Siria.
Y de nuevo Al Assad se muestra impasible: ayer (10.06.2011), tras el tradicional rezo de los viernes, volvieron los manifestantes a las calles, y también los muertos. Por Internet circulan vídeos en los que pueden verse helicópteros de combate disparando a civiles.
¿Ciudadanos desarmados o extremistas?
Sobre todo en la provincia de Idlib, en el noroeste del país, hizo notar el Ejército sirio su presencia: 30.000 soldados fueron desplegados aquí "para restaurar el orden público". El resultado es, según contabiliza la oposición, de al menos 30 muertos, nueve de ellos sólo en la ciudad de Latakia. También en Maarat se habrían producido graves enfrentamientos: después de que los manifestantes lograran doblegar a las fuerzas de seguridad y prendieran fuego a una comisaría y al edificio de unos juzgados, helicópteros de combate habrían disparado a la masa desde el aire.
Vídeos que muestran a los helicópteros en plena acción y a policías descargando sus armas contra ciudadanos circulan por la Red. Las cadenas de televisión árabe hablan de decenas de fallecidos a consecuencia de las operaciones militares del día de ayer. Testigos de la oposición aseguraban en el canal Al Yazira haber visto cómo los dispositivos del régimen atacaban a las ambulancias que transportaban a los heridos. El Gobierno sirio, por el contrario, acusa a grupos extremistas de provocar disturbios y ser responsables de la muerte de 120 militares y agentes.
1.300 muertos, 4.200 refugiados
Los acontecimientos en Idlib sacan a relucir que la raíz de la protesta siria, al contrario de lo sucedido en Egipto, reside en el campo y no en las grandes ciudades. Es la población rural la que da rienda suela a su descontento, muy presionada por el sistema de control del régimen y gravemente afectada por la precaria situación económica.
1.300 personas han perdido ya la vida desde el comienzo de las protestas en Siria, calculan las ONG. A la vecina Turquía han llegado ya más de 4.200 refugiados. Ankara asegura que seguirá manteniendo las puertas abiertas para quienes busquen protección, e intenta a través de la Media Luna Roja organizar efectivamente la ayuda y evitar así un desastre humanitario. Bashar Al Assad, criticó el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, subestima la gravedad de la situación en su país.
Sanciones sí, intervención no
En vistas del "aberrante uso de la violencia", condenó la Casa Blanca en una declaración, Estados Unidos se ha dicho dispuesto a apoyar la resolución presentada por los europeos ante el Consejo de Seguridad. Ban Ki-moon, por su parte, calificó las acciones militares sirias contra los ciudadanos de "inaceptables".
Pero con el frente libio todavía abierto y con Afganistán requiriendo aún efectivos caben pocas posibilidades de que los aliados occidentales vayan a implicarse en una nueva operación militar. Tampoco conduciría ésta a la solución del problema, opina el activista sirio pro derechos humanos Ghias Al-Jundi: “no queremos una intervención desde el exterior porque no serviría para nada. Lo que sí pedimos son sanciones más duras para el régimen y que la Corte Penal Internacional intervenga en este asunto”.
Autor: Luna Bolívar/ Felix de Cuveland/ dpa/ rtrd
Editor: Pablo Kummetz
Publicidad