Semana Verde en Berlín
19 de enero de 2007La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, inauguraron ayer por la noche la 72ª Semana Verde Internacional, que se celebrará en Berlín hasta el próximo 28 de enero. Hoy la convocatoria ecologista se inició oficialmente y contó con la visita del ministro alemán de Agricultura, Horst Seehofer. Más allá de las personalidades, se espera que unas 400.000 personas acudan a la muestra.
Las energías renovables y la energía biológica son los puntos fuertes de la presente Semana Verde, pero el debate principal se ha desviado con rapidez hacia la manipulación genética de las plantas. Los deliciosos bocados a testar en las más de 26 salas que tiene el recinto ferial llevan la etiqueta de "biológicos", es decir, que no han sido tratados con pesticidas químicos, no proceden de plantas cuyos genes estén modificados ni se usaron los transgénicos en su alimentación.
Consumidores exigentes
El consumidor alemán es un comprador exigente. Lee con detenimiento las etiquetas y desea saber si los huevos fueron puestos por gallinas libres o enjauladas, qué aditivos químicos lleva el yogurt y si al trigo con el que se hizo el pan le calló algún pesticida. La industria alimenticia está viviendo un boom ecológico que ha abierto a los agricultores nuevas perspectivas. La demanda es tal que hasta los supermercados baratos han tenido que incluir entre sus estantes productos etiquetados como "bio".
Y el 80% de los consumidores alemanes rechazan los productos transgénicos, es decir, aquellos que proceden de plantas manipuladas genéticamente. Mientras la cartera de Agricultura la ocupó una Verde, Renate Künast durante la anterior legislatura del canciller Schröder, la posibilidad de permitir el cultivo de plantas transgénicas en los campos alemanes parecía lejana. Ahora, con el nuevo Gobierno de la "gran coalición" y un conservador al frente del Ministerio de Agricultura, se está preparando una legislación que, además de servir para levantar la prohibición al transgénico, ha levantado ya más de una ampolla.
Nueva ley sobre la genética
La presión de la calle es grande, por lo que todo indica que la nueva ley dará luz verde a los transgénicos pero manteniendo las distancias con los cultivos de productos no manipulados. Cuánta distancia es ahora la pregunta por contestar. Porque dicen los ecologistas que a la naturaleza difícilmente se le pueden colocar barreras y una abeja que transporta polen no distingue entre la flor transgénica y la original.
Otra cuestión que está por definirse es la del etiquetado. Si el 80% de los alemanes no quieren comer transgénicos y se manifiestan dispuestos a pagar más por productos cuyos genes sean auténticos, lo que se demuestra en la buena marcha del negocio biológico en el país, es natural pensar que las industrias que comercian con transgénicos no deseen que este dato aparezca especificado junto con las propiedades del producto. Será un tira y afloja de intereses que se tendrá que resolver, según anunció el ministro Seehofer en la Semana Verde, durante el próximo mes de febrero en el Parlamento alemán.
Diversificar el negocio agrícola
"Lo que desde la política podemos hacer, lo hacemos", dijo Seehofer en su visita a la Semana Verde, haciendo referencia al apoyo gubernamental a los productos ecológicos. Sin embargo, añadió el ministro, tiene poco sentido que el Gobierno se encargue de subvencionar a un sector al alza. Y en relación a la manipulación genética, Seehofer declaró que la seguridad debe primar sobre todas las cosas y que "donde la superficie de cultivo es pequeña no creo que sea posible trabajar con plantas manipuladas genéticamente".
Por su parte, Merkel prefirió alegrarse de que "los agricultores convencionales ya no juegan contra los ecológicos" y obvió hacer mención del juego contra los trangénicos. En relación a este tema, la canciller sólo dijo que los "escepticismos" no deben cerrarle la puerta a las posibilidades que ofrece la genética.
Pero Merkel prefirió hablar del verdadero tema de esta Semana Verde: las energías renovables y las energías a base de productos naturales, que según la canciller ofrecen a Alemania una gran oportunidad de colocarse a la cabeza de los países que exportan y producen esta tecnología. Y que, además, abre nuevas posibilidades a los agricultores, ya que los cultivos de plantas para convertir en fuente de energía son una ocasión de diversificar el negocio agrícola.