Se buscan sucesores para empresas familiares en Alemania
11 de octubre de 2024Klaus Eberhardt tuvo una idea poco convencional cuando se enfrentó a la cruda realidad: sus hijos no querían dirigir su empresa tecnológica, iteratec. Pero sus empleados la compraron en conjunto. En la actualidad, le pertenece a 350 personas.
"No me habría podido mirar al espejo si hubiera vendido iteratec sólo por dinero", dijo Eberhardt, de 65 años, a DW.
La empresa suministra software a clientes como el fabricante de automóviles BMW y Deutsche Bahn. Eberhardt no es el único empresario alemán que se enfrenta al problema de encontrar un sucesor. Según un informe reciente del Banco Alemán de Desarrollo (KfW), casi el 70 por ciento de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) del país considera que la sucesión de la propiedad es un gran desafío.
Y precisamente estas empresas, muchas familiares, se consideran la columna vertebral de la economía alemana, del "Made in Germany": calidad, fiabilidad y estabilidad.
Cambio generacional pasa factura
En Alemania se está produciendo un cambio demográfico, acompañado de un declive del interés de los herederos por las empresas familiares. Además, uno de cada tres empresarios tiene más de 60 años.
Carolin (nombre ficiticio) podría heredar la empresa tecnológica de su familia en el sur de Alemania, pero no está muy segura sobre el futuro de la empresa, que fabrica componentes electrónicos para el proveedor de la industria automovilística Bosch. "No sabemos cómo sobrevivir como empresa en Alemania. Nuestros clientes saben perfectamente que la tecnología alemana ya no es única", explica a DW. En China, según ella, sería "mucho más barato" fabricar el mismo producto.
Esta percepción de riesgo y la menguante competitividad alejan a muchos jóvenes alemanes de sus legados familiares. Y, por eso, ni Carolin ni su hermana tienen previsto hacerse cargo cuando sus padres se jubilen.
Según el centro de estudios económicos ifo, más del 40 por ciento de las empresas familiares encuestadas aún no han encontrado un sucesor dentro de su propia familia.
Benjamin Schöfer conoce bien el tema. Como experto en sucesiones de la Asociación Alemana de Pequeñas y Medianas Empresas (DMB), asesora a empresas sobre cómo organizar un cambio de propiedad.
"A pesar del gran potencial, el entorno empresarial de Alemania se ha vuelto menos atractivo para los jóvenes líderes", explica Schöfer a DW, también por los altos impuestos corporativos, el aumento de los costos de la energía y la disminución de la competitividad. A esto hay que sumarle el "laberinto de burocracia, leyes y regulaciones" en Alemania y la Unión Europea, que impide la planificación empresarial a largo plazo.
En un reporte del banco KfW, también se mencionaron los obstáculos burocráticos como factor disuasorio para los posibles herederos y, al mismo tiempo, "la falta de interés de los miembros más jóvenes de la familia", como principal motivo para abandonar la empresa familiar.
Falta de habilidades y perseverancia
Moritz, que prefiere no dar a conocer sus apellidos, cree que la mayoría de los jóvenes simplemente "prefiere ir a la universidad en lugar de ensuciarse las manos". La familia de este alemán de 29 años lleva más de 300 años en el negocio de la fabricación de muebles, pero él prefirió ir a la universidad y viajar por el mundo.
El tío de Moritz, el actual propietario, planea jubilarse pronto, y la familia se enfrenta a un dilema: el joven carece de las habilidades prácticas y las cualificaciones formales necesarias. "He viajado de un continente a otro y obtuve un título universitario, pero nunca he cepillado un trozo de madera", admite Moritz con autocrítica.
Un rayo de esperanza en el horizonte
Benny Hahn, de 27 años, en cambio, no dudó cuando le ofrecieron un puesto ejecutivo en la empresa de software en la que trabajaba y por la que ningún heredero mostró interés. Se considera un "pionero", tras adoptar el llamado modelo de fondos de búsqueda, creado por la Universidad de Stanford en EE. UU., que permite a los jóvenes emprendedores adquirir empresas con ayuda de capital privado.
Hahn dijo que su mayor desafío fue convencer a los bancos alemanes: "Varios me rechazaron, porque no podían entender nuestro modelo de negocio. Esperaban activos físicos como máquinas, como garantía, pero nuestro valor estaba en el software", dijo Hahn a DW, añadiendo que muchas instituciones deben deshacerse de su "mentalidad de siempre lo hemos hecho así".
La cuestión es si habrá suficientes jóvenes alemanes dispuestos y capaces de asumir el reto de mantener la columna vertebral económica del país. Carolin cree que una mejor orientación podría ser un punto de inflexion: "Si me pareciera menos arriesgado, me haría cargo del negocio". Mientras Moritz cree que "me llevaría al menos siete años aprender las técnicas de carpintería, además de tener que obtener un diploma", pero "nunca es demasiado tarde".
(rmr/mrl)