Rusia ante elecciones dudosas
15 de marzo de 2018¡Quedarme sentada sobre el sofá y esperar a lo que viene es cosa de moscas!", dice Julia Fedotova y añade: "Yo soy un ser humano y por ello voy a las barricadas si es necesario" Y de repente empieza a gritar hacia la multitud: "¡Na-val-ny!". La abogada se encuentra junto con otros miles de jóvenes activistas en Ekaterimburgo, en el centro oeste de Rusia protestando en la calle, a dieciocho grados bajo cero.
Pero la persona principal, Alexei Navalny, no está presente, ni en la manifestación de sus seguidores en Ekaterimburgo ni en las elecciones presidenciales del domingo. El más conocido crítico del Kremlin no puede presentarse como candidato por tener antecedentes penales. Para sus seguidores esto solo es un pretexto.
Putin y los siete candidatos opuestos.
"Jurídicamente es correcto que no pueda participar en las elecciones, pero políticamente, estas elecciones son algo incompletas sin él", dice el empresario Boris Titov, uno de los siete candidatos a la presidencia en Rusia, aparte de Vladímir Putin. "Todo el mundo sabe que el presidente actual tiene las mejores posibilidades de ganar. Yo solo me presento para demostrar que hay personas que no comparten la política de Putin", dice Titov diplomáticamente, en entrevista con DW.
Esta frase se escucha con variaciones también de otros dos competidores: el político liberal Grigori Yavlinski y el populista de derecha Vladímir Zhirinovski. Ambos son conocidos en Rusia desde la década de 1990. Críticos los llaman "opositores de sistema " que no representan una amenaza para el jefe del Kremlin, a pesar de un par de frases llamativas justo antes de las elecciones.
Yavlinski, por ejemplo, advierte que "Rusia persigue una política muy peligrosa que podría conducir a la pobreza en el país y en la política exterior a un conflicto militar".
Zhirinovski amenaza a Occidente directamente con una guerra: "Si gano yo, 150 millones de rusos se despertarán con una sonrisa en la cara. Y Occidente tendrá que temblar si no deja de querer imponernos la manera que debemos vivir".
Vida en lujo y vida sin calefacción
¿Y como viven los rusos? Muchos de los que apoyan a Putin viven muy bien. Como por ejemplo Maria Katasonova, empleada de la Duma y apasionada partidaria del actual jefe de estado: "Putin es un símbolo de estabilidad y yo le debo todo: mi trabajo, mi educación, simplemente todo".
Otros tienen que tener cuidado de no acabar golpeados por su propio techo, como por ejemplo Daria Daar, que vive en las afueras de Ekaterimburgo. Su casa, que anteriormente fue propiedad del Estado, necesita urgentemente una renovación. Sorprendentemente, las autoridades descubrieron que la casa fue construida ilegalmente hace 25 años… por el propio Estado. Ahora nadie se siente responsable. ¿Elecciones? ¿Qué elecciones?, pregunta Daria con ironía. "Eso ya se decidió de antemano". Hace frio en el apartamento de Daria. La calefacción no funciona. La casa está mohosa. "De esta manera abandona el Estado a los ciudadanos", lamenta ella, y se toma un té para calentarse.
Otros temen por su libertad o hasta por su vida si se atreven a criticar la política exterior de Putin, como Pavel Nikulin. El periodista independiente publicó hace algunas semanas una entrevista con excombatientes rusos del Estado islámico. Enseguida se presentó el servicio secreto ruso en su casa. Ahora, Nikulin se encuentra bajo observación por informar sobre otros temas delicados. "Una mañana vinieron armados y saquearon mi apartamento. Si te decides ser periodista en Rusia tienes que estar preparado que algún día te asesinen", dice Nikulin.
Rusia se encuentra ante unas elecciones presidenciales que muchos consideran antidemocráticas. La única mujer en la carrera por la presidencia rusa, Ksenia Sobchak, las llama "elecciones fake".
Autor: Juri Rescheto (GG)