Resolución "blanda" contra Siria
31 de octubre de 2005Por unanimidad fue aprobada la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que insta a Siria a colaborar en la investigación del asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri. Dicho consenso se logró, sin embargo, al precio de suavizar en extremo el texto con que el organismo internacional se propone presionar a Damasco. Desaparecieron de él las amenazas de sanciones económicas y tampoco hubo exhortaciones a no respaldar el terrorismo.
Exigencias concretas
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia cedieron en el último minuto, ante la evidencia de que al menos Rusia estaba dispuesta a vetar cualquier sanción contra su tradicional aliado. Así las cosas, la resolución se limita a advertir que, si Siria no cumple lo exigido, se volverá a discutir sobre otras medidas.
¿Significa esto que el presidente sirio, Bachar el Assad, puede archivar el asunto y despreocuparse? De seguro no es así. Aún cuando el Consejo de Seguridad no exhibió sus puños, las demandas planteadas son claras: por lo pronto, conmina a Siria a arrestar a todas las personas sospechosas de complicidad en el asesinato de Hariri y a permitir que sean interrogadas. Entre ellos han sido mencionados también el hermano y el cuñado de Assad. Además, obliga a todos los países de la ONU a negar la entrada a sospechosos en este caso y a congelar sus cuentas bancarias.
Prerrogativas de Mehlis
Todo eso, en sí, no es poco. Máxime porque el fiscal alemán a cargo de la investigación, tendrá la facultad de evaluar si Damasco presta efectivamente la colaboración demandada. Él será, por ejemplo, quien determine en qué lugar y bajo qué condiciones se interrogará a los sospechosos. Como subrayó el ministro de Relaciones exteriores británico, Jack Straw, no será esta vez un político quien decida qué significa en concreto la cooperación, sino exclusivamente Mehlis, porque "se trata de una investigación judicial y no de otra cosa".
Aunque la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, aprovechó la ocasión para subrayar que Damasco tendrá que asumir sus responsabilidades y debe "cambiar sustancialmente de actitud", este lunes quedó en claro que no hay cuorum para desatar una escalada. El propio Straw aseguró que ni Washington ni Londres desean un cambio de gobierno en Siria, negando que la situación sea comparable a la etapa previa a la guerra contra Irak. Pero eso no quiere decir que no se busquen otros medios para presionar al presidente Assad, que no está en una posición muy envidiable, tampoco en el plano interno.