Ramus Allup y el consenso en Venezuela
7 de enero de 2016“La nueva Asamblea Nacional será clave para la democracia en Venezuela. Los nuevos miembros electos pueden ahora comenzar a trabajar constructivamente en el debate, el diálogo y, en donde sea necesario, en el consenso negociado para enfrentar los desafíos económicos, sociales y de seguridad de Venezuela”, así comentó, en Bruselas, el Servicio Europeo de Acción Exterior la toma de posesión de la nueva cámara legislativa en Caracas, presidida por Henry Ramos Allup.
En la precaria situación económica y política venezolana, ¿hablar de consenso es realista? Y en caso de que así fuera, ¿consenso entre qué y quiénes?
Como muestra, un botón, el primero. La inmediata retirada de las imágenes del fallecido presidente Hugo Chávez por orden de Ramos Allup -desde el 2012 vicepreösidente de la Internacional Socialista- causó la indignación del presidente Nicolás Maduro. Esto, para muchos es un fuerte acto simbólico del fin del chavismo en la Asamblea Nacional.
El chavismo no lo busca
No obstante, “este hecho en relación a la búsqueda del consenso no es muy importante”, dice a DW, desde Caracas, Phillip Gunson, analista del think tank europeo International Crisis Group, con sede en Bruselas. “Primero que nada porque el mismo gobierno no está buscando el consenso”, explica.
“Los anuncios de ayer del presidente Maduro, en cuanto a su nuevo gabinete, indican que ha optado definitivamente por el camino de 'más revolución'. La política económica será aún más radical y no se ha incorporado a ninguna figura que represente un acercamiento con la oposición”, opina Gunson.
“Lo que viene es un conflicto de poderes a gran escala y no parece importar mucho si la Mesa de Unidad Nacional (MUD) promueve o no el consenso”, puntualiza.
Ramos Allup, ¿el idóneo?
Por otro lado, con vistas a la búsqueda de un supuesto diálogo constructivo con el chavismo en el poder, la misma figura de Ramos Allup –abogado, cuatro veces diputado y un “dinosaurio político” según sus críticos- “no es la ideal para una renovación de la oposición”, analiza Anna Ayuso, investigadora senior del think tank européo CIDOB.
No obstante, esta figura socialdemócrata de la “vieja casta” –de los tiempos en que la socialdemócrata AD se alternaba en el poder con la demócrata cristiana COPEI- es “un fruto de una transacción de las partes muy heterogéneas de la MUD, capaz de negociar con el sector renovador (Enrique Capriles) y el sector radical de La Salida (Machado, López, Ledezma)”, puntualiza Ayuso.
¿Con quién?
Efectivamente, “Ramos Allup, es visto por muchos dentro de la propia oposición como un representante de un pasado al que no quieren volver. Sin embargo, está allí porque ha sido capaz de adaptarse a las circunstancias, y a pesar de que AD en teoría pertenece al grupo de los moderados -que no apoyó, por ejemplo, el movimiento de calle del 2014- en este momento tiene una alianza táctica con el ala de la MUD que siempre ha buscado "la salida" de Maduro", apunta Gunson.
En su opinión, es simplista que sus detractores acusen Ramos Allup de haber apoyado el golpe de 2002 –organizado por extremistas de la oposición y fuerzas militares.
En esta situación, “las fuerzas militares tienen un papel muy importante. De momento parece que se mantienen de árbitros. Maduro les ha dado más papel en el gobierno y la oposición les lanza guiños”, apunta Ayuso, que no cree que el horizonte para la destitución de Nicolás Maduro llegue hasta el referéndum revocatorio a mitad de la legislatura.
Así las cosas, y aunque por el momento no hay ningún escenario claro, “es mucho más fácil que los pragmáticos “adecos” pacten con elementos reformistas -si es que aparecen- dentro del chavismo que para partidos como el de Leopoldo López”, afirma Gunson concluyendo que el AD, ahora con Ramos Allup a la cabeza, siempre ha sido un partido de pactos y de conciliación.