¡Qué calor!
5 de agosto de 2003Europa está al rojo vivo, literalmente en las zonas asoladas por incendios forestales, y en sentido figurado, allí donde no se han producido catástrofes de ese tipo, pero cunden los problemas derivados de las temperaturas inusualmente altas de este verano. En Alemania, por ejemplo, los termómetros superan desde hace días los 30 grados y los meteorólogos anuncian que podrían registrarse 40 en algunas zonas del país a mediados de la semana.
Vías reblandecidas
Lo que para muchos supone sólo un sofoco, para otros crea problemas serios. Por ejemplo, dejando al margen a las heladerías, los negocios en general decaen cuando los consumidores piensan sólo en tenderse en algún prado sombreado o en buscar un lugar para bañarse. También los pasajeros de los trenes se ven forzados a hacer su cuota de sacrificio, dado que los sistemas de aire acondicionado capitulan con cierta frecuencia ante las altas temperaturas, según admitió la empresa alemana de ferrocarriles.
Pero ese no es el único inconveniente que se presenta en ese ámbito. En Gran Bretaña se ha dispuesto una reducción de la velocidad de los trenes, debido a que el calor puede deformar las vías férreas, con el consiguiente peligro de descarrilamiento. La consecuencia: atrasos en los itinerarios de diversos trayectos.
"Ducha" para reactor nuclear
Más grave resulta en otros terrenos la amenaza que supone la desacostumbrada subida de las columnas de mercurio a los niveles actuales. En Alsacia fue necesario rociar con agua fría la cúpula de un reactor nuclear, cuya temperatura se acercaba peligrosamente al límite de 50 grados que, de alcanzarse, obligaría a desconectarlo por motivos de seguridad. Desde el viernes se virtieron 5 metros cúbicos de agua cada hora sobre la edificación, pero la temperatura siguió aumentando hasta el lunes, en que se registraron 48,8 grados. Este martes había retrocedido 3 décimas, situación que da un respiro a los responsables para analizar el resultado de la "ducha" del reactor.
Igualmente hay dificultades en la planta nuclear de Krümmel, en el estado alemán de Schleswig-Holstein. El reactor en cuestión trabaja a sólo un 60% de su capacidad, debido al aumento de la temperatura de las aguas del río Elba y a la disposición que prohibe verter en su cauce el agua del sistema de refrigeración, cuando sube de los 30 grados. Son sólo botones de muestra de los otros problemas que ocasiona este tórrido verano, más allá de los incendios forestales que causan estragos sobre todo en el sur de Europa.