“Quien no conoce el Hotel Adlon, no conoce Alemania”
23 de octubre de 2007“No cabe duda que el nuevo hotel es un gran logro para una ciudad moderna, tanto en su construcción externa como interna. Erigir un hotel de tal magnitud requiere no sólo de un gran propietario, sino de arquitectos, artistas, artesanos y mucho capital.”
Así se refirió a él y a su creador, Laurenz Adlon, un carpintero convertido en magnate, el desaparecido periódico berlinés Vossische Zeitung en su edición del 24 de octubre de 1907. Un día antes se llevó a cabo la inauguración con gran pompa.
Esa noche se ofreció un menú de 74 platillos en honor del invitado especial, el emperador Guillermo II, sin cuyo apoyo no hubiera sido posible erigir este edificio de estilo neobarroco, equipado con luz eléctrica, elevador, agua caliente y teléfono, toda una novedad para la época.
Tal como entonces, el Hotel Adlon, situado a un costado de la Puerta de Brandenburgo y a escasos metros del Reichstag, sigue siendo sinónimo de opulencia, aunque no siempre fue así.
Una historia de cambios
Mientras a inicios del siglo XX fue punto de encuentro de la burguesía o de grandes personalidades, donde Marlene Dietrich fue descubierta, durante la Segunda Guerra Mundial “se llenó de uniformes”, escribió en sus memorias la viuda de Adlon, Hedda, al recordar que la élite nazi se reunía allí para comer.
En 1936 fue nombrado “sede oficial” de los Juegos Olímpicos de Berlín y en 1945 fue convertido en hospital militar. No obstante, lo que no lograron destruir los bombardeos a la capital alemana, lo hizo parcialmente un incendio provocado por dos soldados rusos.
En la década de los 50, la viuda de Adlon vendió el terreno y los derechos de uso de marca a la cadena Kempinski, bajo la condición de que el hotel se reconstruyera “en el lugar donde ha estado siempre y donde viví mi época más feliz: en el corazón de Berlín, Unter den Linden 1”.
Mas el deseo de Hedda Adlon tuvo que esperar hasta 1997, cuando a nueve décadas de su creación, volvió a ser sinónimo de alojamiento para sibaritas y millonarios. Con la división quedó en el sector soviético, donde continuó su función original para luego albergar a estudiantes comunistas.
Visitantes distinguidos
En su larga fila de huéspedes se cuentan figuras de la talla de Albert Einstein, Thomas Alva Edison, Hebert von Karajan, Henry Ford y Thomas Mann. También personalidades del espectáculo como Charles Chaplin, Greta Garbo, Liza Minelli y Robert de Niro.
El Adlon fue protagonista en 2002 del escándalo mediático provocado cuando el cantante Michael Jackson mostró su pequeño hijo a un grupo de fans, colocándolo por encima del balcón del cuarto piso en que se hospedaba.
Tal como hizo en su tiempo el emperador Guillermo II, el actual gobierno alemán ha hecho de este sitio la sede oficial de los invitados de alto nivel como Nelson Mandela, el Dalai Lama, la Reina Isabel II o Michael Gorbachov, quienes han ocupado alguna de sus tres suites presidenciales, con mayordomo, limusina y sauna a un precio de 12 mil euros la noche.
Grandes festividades
Para conmemorar su centenario, el Adlon preparó toda una serie de celebraciones: desde un libro de colección con imágenes y anécdotas, un pastel del edificio en miniatura de alta repostería francesa hasta dos vinos de edición limitada y un menú especial.
Pero la esencia para explicar la importancia de este edificio es una muestra, vigente hasta el 31 de octubre dentro del propio hotel, montada con el apoyo de La Casa de Cultura de Múnich y el Museo Histórico Alemán.
A través de 100 fotografías se relata su papel dentro de la política y el desarrollo histórico-social de los anales germanos del siglo XX porque “quien no conoce el Adlon, no conoce Alemania”, dijo en una ocasión el séptimo Marajá de Patiala.