Vacaciones en el Adlon de Berlín
6 de mayo de 2006Tiene cinco estrellas y está catalogado entre los mejores del mundo, además de uno de los más seguros. Como todos los grandes hoteles cuenta con su suite presidencial que pueden reservar no sólo presidentes.
Los 20.000 euros que cuesta cada noche en este departamento incluyen algunos extras: puertas blindadas, ventanas antibala, paredes a prueba de disparo de mortero. Además sistemas separados de suministro de aire, de electricidad y de comunicaciones y un ascensor directo al estacionamiento.
240 metros cuadrados de lujo
La suite de 240 metros cuadrados, que puede ser extendida a 480 metros cuadrados si al huésped le parece demasiado pequeña, es una concentración de lujo puro: antigüedades asiáticas, oleos costosísimos del Siglo XXVII, paredes tapizadas de seda china y tapetes persas trasladan al huésped a mundos lejanos distantes de la realidad berlinesa.
La sauna, el gimnasio privado, una cocina que envidiaría cualquier chef de cuisine francés y una chimenea, además de Ricardo, el mayordomo privado y también el uso de una limusina último modelo. Todo por sólo 20.000 euros la noche
Mundial de superlativos
Para recibir al Mundial 2006, se dejó remodelar la suite presidencial por 4 millones de euros. Para este verano de fútbol se espera la visita, de muchos de los ricos, famosos y poderosos de este mundo. Para los cuartos de final y la final todos los cuartos del hotel están ya reservados.
Se equivocan los que piensen que son pocos los que se pueden costear este tipo de lujos. Debido a la gran demanda, la administración del hotel ha decidido remodelar 43 habitaciones "normales" para convertirlas en 19 suites.
Entre las novedades de la remodelación, que ha costado millones de euros, se encuentra la central de vigilancia por video. Los que hayan visto la película "Panic Room" con Jodie Foster saben que este cuarto secreto, al que sólo tiene acceso personal especializado y de confianza, es la central de inteligencia desde la que se vigila cada uno de los ascensores, pasillos y puertas, hasta el último recoveco del hotel. El cuarto al que debe su fama de ser uno de los más seguros del mundo.