Puerto de Hamburgo no puede explicar cómo llegó basura a Brasil
19 de agosto de 2010Las autoridades brasileñas investigan si la llegada de un barco cargado de basura doméstica a Brasil fue un simple accidente. Las autoridades del puerto de Hamburgo, cuidad alemana de donde zarpó el barco, se niegan a dar declaraciones sobre el asunto. "No vamos a dar ninguna información al respecto", dijo a Deutsche Welle el jefe de operaciones de Hanjin Shipping, empresa transportadora surcoreana con sede en el puerto de Hamburgo, y que se hizo cargo del transporte del contenedor en cuestión.
El contenedor identificado en el Puerto de Río Grande, Río Grande do Sul, almacenaba 22 toneladas de basura doméstica, como envases de productos de limpieza, pañales y otros desechos contaminados. Sin embargo, la documentación que acompañaba el envío identificaba la carga como polímeros de etileno, un material utilizado por la industria de reciclaje para procesos industriales. Según este documento, el material provenía de República Checa y estaba destinado a la compañía brasileña Recoplast, dedicada al reciclaje y a la venta de material plástico.
"El incumplimiento de los acuerdos internacionales es una afrenta a los países firmantes y, en este caso, un irrespeto a Brasil y a la sociedad brasileña. Además, todo el mundo firmó la Convención de Basilea. De repente, Alemania y República Checa están enviando la basura para acá. Ésta es una afrenta", dijo Fernando Marques, director de calidad ambiental del IBAMA (Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables).
Convención de Basilea
Brasil, Alemania y otros 166 países ratificaron la Convención de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación, que fue acordada en 1989 y entró en vigor posteriormente en 1992. La Convención tiene como objetivo controlar el movimiento de residuos peligrosos entre los países con el fin de garantizar la seguridad ambiental y humana.
De acuerdo con informaciones de la Autoridad Portuaria de Hamburgo, todas las declaraciones escritas sobre el contenido de los contenedores son revisadas por los agentes de vigilancia. Sin embargo, "no es posible inspeccionar toda la carga", dijo Bernd Glöckler, encargado de relaciones públicas del puerto de Hamburgo.
Glöcker también cita las normas de la Convención internacional: para que un contenedor de basura pueda ser exportado legalmente, es necesario un certificado expedido por la autoridad local del país que va a recibir la carga. El transporte de los residuos sólo puede ocurrir después de la autorización formal por parte de los funcionarios encargados. En este caso, la autoridad portuaria de Hamburgo no se puede explicar el incidente específico de Brasil.
Recurrencia y sospecha
La empresa transportadora Hanjin Shipping tiene plazo de diez días para llevarse la carga de regreso al puerto de origen. Además deberá pagar una multa equivalente a 857.000 dólares. La compañía brasileña responsable de la importación del material, a su vez, deberá pagar una multa equivalente a 228.000 dólares. El caso aún no ha trascendido a una crisis diplomática entre Brasil y Alemania. El Ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, solamente se ocupará de esta cuestión una vez las demás autoridades nacionales lleguen a un acuerdo con todos los involucrados.
Este caso, no obstante, no es el único en la historia de Brasil. En 2009, Gran Bretaña se vio obligada a pedir disculpas a nivel diplomático, después de que una carga de más de 1.400 toneladas de basura fuera hallada en tres diferentes puertos brasileños. Por este hecho, el Ministerio de Relaciones Exteriores presentó una reclamación contra ese país a la secretaría de la Convención de Basilea.
"Me parece extraño que esta vez sólo haya llegado un contenedor. No sé si estarán probando a ver si aquí estamos en estado de alerta, a ver si de pronto pueden filtrar más basura. Sin embargo, la Secretaría de Ingresos Federales de Brasil fue muy eficiente e hizo su trabajo," dice Fernando Marques.
Después del incidente con el Reino Unido, y luego de una década de haberse presentado el proyecto original, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, aprobó la Política Nacional de Residuos Sólidos, que incluye entre sus prohibiciones la importación de cualquier tipo de desechos a Brasil.
Autora: Nádia Pontes / Cristina Mendoza Weber
Editora: Emília Rojas-Sasse