Paraguay, ¿el retorno del Partido Colorado?
19 de abril de 2013La “Asociación Nacional Republicana”, mejor conocida como “Partido Colorado”, quiere volver al poder en Paraguay. El partido nacionalista-conservador gobernó al país sudamericano durante 61 años, y desde 1954 hasta 1989 fue el pilar del gobierno del dictador Alfredo Stroessner. No fue sino hasta 2008 que Fernando Lugo, un exobispo de izquierda cercano a la Teología de la Liberación, logró romper la hegemonía colorada. Para Paraguay, sumido en la pobreza, eso podría haber significado un giro radical. Lugo prometió llevar a cabo mejoras sociales, ampliar el acceso a la educación y hasta una reforma agraria. Pero no llegó a concretar ninguno de esos objetivos.
En 2012, un centenar de campesinos ocuparon tierras en Curuguaty, a 240 km de Asunción. Se produjo un enfrentamiento entre los ocupantes y las fuerzas policiales que dejó un saldo de 17 personas muertas, once campesinos y seis policías. El Parlamento acusó entonces a Lugo de “mal desempeño” de sus funciones y lo destituyó de su cargo. El procedimiento fue controvertido. Varios gobiernos latinoamericanos y de fuera del subcontinente lo tildaron de “golpe”, a pesar de haber sido formalmente correcto. Pero está claro que la destitución de Lugo abrió las puertas al posible regreso del Partido Colorado al poder.
Severas acusaciones a los candidatos a presidente
El candidato del Partido Colorado es un rico empresario paraguayo del tabaco, Horacio Cartes (en la foto principal), y tiene buenas perspectivas de ocupar el sillón en el Palacio de los López. Por momentos, le lleva una ventaja de casi once puntos a su más peligroso rival, Efraín Alegre, del Partido Liberal. Ambos luchan a brazo partido y se inculpan mutuamente: Cartes acusa a Alegre de malversación de fondos por 25 millones de dólares durante su época como ministro de Obras Públicas bajo la presidencia de Lugo. Alegre, por su parte, recuerda que en 1985 Cartes fue formalmente acusado de fraude por una suma también millonaria, aunque más tarde se suspendió el juicio.
Pero las peores críticas no provienen solo del rival político de Cartes, que dice que el industrial es “la personificación del contrabando, la mafia y la piratería”. El presidente uruguayo, José Mujica, por ejemplo, lo dice con todas las letras: según él, detrás de la destitución del expresidentes Lugo estaba la mano del “narcocoloradismo”, una alianza entre el Partido Colorado y la mafia de la droga.
Un país en manos de los ricos
Sea quien fuere el ganador de las elecciones presidenciales en Paraguay, es casi seguro que, para la mayoría de los paraguayos, las cosas difícilmente mejoren. Ya durante el gobierno liberal fue bloqueado el impulso que dio el expresidente Lugo en pos de una política de corte social. El tono del gobierno hacia los reclamos sociales, entre ellos los de los indígenas, es más bien hostil. Y a casi nadie parece interesarle que solo un dos por ciento de la población posea más del 80 por ciento de las tierras cultivables, ni que más de dos millones de personas vivan por debajo del nivel de pobreza.
Muchos paraguayos opinan que, gobierne quien gobierne, los dueños de las tierras –los hacendados ricos- seguirán haciendo lo que se les viene en gana. A eso se suma que Paraguay está aislado internacionalmente desde la destitución de Lugo, a raíz de la cual su condición de miembro pleno fue cancelada no sólo por Unasur sino también por el Mercosur. Esto es algo que afecta notablemente el comercio con los países vecinos y se traduce en estancamiento económico.
A los observadores les espera una ardua labor
Los comicios presidenciales en Paraguay serán observados con especial atención, entre otras cosas, también debido al contexto en el que se llevan a cabo. Trescientos observadores extranjeros vigilarán la realización de elecciones limpias, ya que en Paraguay la compra de votos es una práctica bastante común.
“Quien diga que no compra votos, miente. Todos los que quieren hacer carrera en la política necesitan mucho apoyo. La competencia para ver quién compra más votos es muy dura”, asegura Dany Durand, que aspira a ser diputado colorado en el Parlamento. Y el exministro del Interior Rafael Filizzola añade resignado que “no podemos controlar quién vende su voto, ni tampoco quién soborna en los locales”.
Otros de los métodos favoritos son el “arreo”, es decir, que los partidos llevan a los electores hasta la urna, y el “alquiler” de documentos de identidad: “Es como un remate. El precio depende del candidato y de cuándo pide apoyo. Mi hermano ganó 3,5 millones de guaraníes (unos 600 euros) en 2008 por vender su documento, el de otro de sus hermanos, y también el de su esposa, ya fallecida”, contó un paraguayo de Asunción a la agencia EFE. Por supuesto, quiso permanecer anónimo. La ventaja que llevaba Cartes entretanto se ha reducido. Eso significa que tal vez la victoria del Partido Colorado no esté tan asegurada.
Autor: Marc Koch/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse