Oswaldo Payá, su legado para la disidencia cubana

Oswaldo Payá Sardiñas, coordinador nacional del opositor Movimiento Cristiano Liberación (MCL), “tenía una clara vocación política y esto, como buen cristiano, no lo alejó de la fe", dijo el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega y Alamino, al oficiar su misa fúnebre. "Vivió el papel desgarrador de ser un laico cristiano con una opción política en total fidelidad a sus ideas", resaltó Ortega en su homilía de este martes ante más de 400 personas, en la parroquia habanera de El Cerro.

Ortega despidió a Payá, pese a las diferencias que el líder opositor y católico practicante había tenido en los últimos tiempos con la jerarquía eclesiástica cubana. El líder del MCL criticó reiteradamente a la institución por aceptar el papel de “interlocutores únicos” del Gobierno de Raúl Castro para la liberación de prisioneros políticos y durante el recién iniciado proceso de parciales reformas económicas en la isla, dejando fuera del diálogo a los propios opositores.

Diferencias

También el Papa Benedicto XVI –que declinó reunirse con los disidentes en su visita a Cuba a inicios de año- envió “su sentido pésame y cercanía espiritual” a la familia de Payá. “Se trata de un duro golpe para las fuerzas democráticas del país y abre numerosas interrogantes sobre el futuro del movimiento opositor”, ha escrito la bloguera disidente Yoani Sánchez en el diario español El País. “Es la peor noticia del año para la sociedad civil cubana”, había declarado antes a la agencia dpa.

“No obstante las diferencias”, se lee en una nota de prensa de la revista católica Espacio Laical, “lo consideramos una persona honesta, un ejemplar padre de familia, un católico íntegro, un buen cubano y un político que invariablemente actuó de acuerdo a su conciencia y supo conservar su autonomía”. “Motivado por su conciencia cristiana y su interés por los destinos del país, fundó el Movimiento Cristiano Liberación, una entidad de carácter político y separada de la Iglesia, desde donde emitió distintas propuestas que consideró necesarias para el bien del país”, destacó la revista Palabra Nueva.

Los intelectuales al frente de Espacio Laical y Palabra Nueva, publicaciones de la Arquidiócesis de La Habana cercanas a la estrategia “mediadora” del Cardenal Ortega, había sido recientemente acusados por Payá de excluyentes en su línea editorial, de actuar como “comisarios políticos, muchas veces en el mismo estilo represivo del Gobierno”.

“Proyecto Varela” y “Proyecto Heredia”

Payá recibió el Premio Sájarov del Parlamento Europeo para la Libertad de Conciencia en 2002, tras darse a conocer ese año como propulsor del “Proyecto Varela”. La iniciativa ciudadana fue iniciada en 1998 por el MCL, considerado uno de los movimientos opositores de mayor base social en la isla de 11 millones de habitantes, con cerca de 20.000 miembros. Entre 2002 y 2004 Payá presentó a la Asamblea Nacional hasta un total de 25.000 firmas, solicitando un referéndum para iniciar una reforma constitucional.

La propuesta de ampliar las libertades de expresión, asociación y para la formación de empresas privadas, así como otorgar una amnistía a los presos políticos y cambiar la ley electoral para permitir elecciones pluripartidistas, fue rechazada pero no ignorada por el Parlamento cubano. Con un “contra-referendo”, el Gobierno ancló en la Constitución el carácter “irrevocable” del sistema socialista en la isla. Y a esto le siguió la ola de detenciones de opositores de 2003, internacionalmente conocida como la “Primavera Negra”. Entre los detenidos se hallaba “la crema y nata de los cuadros intermedios del MCL”, recuerda el politólogo cubano-estadounidense Arturo López-Levy en un análisis del portal Infolatam.

El Proyecto Varela y el Premio Sájarov llevaron a Payá a visitar Madrid y Miami durante las presidencias de José María Aznar y George Bush, y hasta a ser recibido por el Papa Juan Pablo II en Roma. Pero le granjearon también acusaciones de “blando” y “conciliatorio”, por parte de exiliados cubanos de extrema derecha, por intentar retar al Gobierno cubano desde su propio orden constitucional. Según declaraciones de otros opositores, antes de morir, Payá trabajaba en una nueva propuesta denominada “Proyecto Heredia: Ley de Reencuentro Nacional”, relacionada con las restricciones migratorias impuestas a los cubanos por el Gobierno de la isla.

“Camino trillado”

“Quienes se han visto más de una vez separados por posturas políticas o diferencias programáticas” se reunieron alrededor del ferétro de Payá; pero el reto será "mantener esa convergencia alcanzada en estos dos días de luto”, escribió Yoani Sánchez. El último adiós a Payá lo dió su esposa Ofelia Acevedo, quien dijo que “Oswaldo con su labor nos deja el camino trillado para alcanzar el pleno respeto a los Derechos Humanos en Cuba”, reportó Havana Times.

A diferencia de la prensa impresa oficialista de la isla, el sitio se hizo eco de la muerte, los homenajes y el entierro del “dirigente opositor cubano”, así como de las detenciones temporales de otros opositores camino al entierro. En el popular blog colectivo en español e inglés predominan posiciones de izquierda, tan críticas con el Gobierno como con la mayoría de las organizaciones opositoras liberales, socialdemócratas y democristianas como el MCL, pero se promueve un “open-minded writing from Cuba”.

Por su parte, el blog oficialista de Yohandry Fontana, cercano al Gobierno, tachó de "maniobra de provocación" los gritos de "¡Libertad, libertad!", tras los que fueron detenidos los disidentes antes del funeral. Mientras, la oficialista Ecu-Red (emuladora criolla de Wikipedia) incluía la versión oficial sobre la muerte de Payá, a quien se describe como un “contrarrevolucionario cubano" que recibía "orientaciones y financiamiento" de la Sección de Intereses Estados Unidos en La Habana (SINA).

La investigación policial sobre la muerte de Oswaldo Payá Sardiñas en un "accidente del tránsito", que ha sido puesto en duda por sus familiares, continúa en curso. Los sobrevivientes aún no han hecho pública su versión de los hechos.

Autora: Rosa Muñoz Lima

Editora: Emilia Rojas-Sasse