Opinión: Plan de protección civil
22 de agosto de 2016El alarmismo es parte del perfil laboral de un ministro del Interior. Desde hace décadas, quienes detentan ese cargo se hacen notar con escenarios catastróficos y las correspondientes medidas de seguridad extremas, aunque estas sean a todas luces inconstitucionales.
Wolfgang Schäuble quería incluir en la legislación el derribo de aviones civiles secuestrados. Hans-Peter Friedrich inventó algo así como un “supraderecho a la seguridad”, supuestamente por encima de todos los demás derechos fundamentales. En no pocas ocasiones juega un papel el cálculo de que, si efectivamente algo sucede, un ministro del Interior puede perder mucho pero tiene poco que ganar si se mantiene recatado. Con frecuencia no se ha debatido si esas demandas proporcionarían en efecto mayor seguridad. La seguridad es más bien una sensación.
Incursión en el populismo
Thomas de Maizière es un ministro del Interior más mesurado. Pero ocasionalmente aventura también una incursión en el ámbito del populismo. Entonces despotrica en televisión contra refugiados que andan en taxi; o presenta con sus colegas de los estados federados un catálogo de demandas que ni él mismo considera realista; o les dice a los ciudadanos que prefiere no exponer la total dimensión de la amenaza, porque de otro modo no podrían conciliar el sueño. Pero rara vez resulta convincente. De Maizière tiene también el talento de lanzar voladores de luces cuando en realidad quiere señalizar un camino.
¿Es un volador de luces el documento de su Ministerio que insta a la población a almacenar alimentos para un caso de guerra? ¿No encaja con ello el hecho de que acaba de presentar con sus colegas cristianodemócratas un plan tipo sheriff? ¿O el que esté previsto para esta semana otro simulacro de catástrofe? ¿Está tratando de provocar miedo, como sospecha la oposición?
Calma en los supermercados
Más bien no. La exhortación a la ciudadanía a pertrecharse de víveres es desde antiguo parte de cualquier plan de emergencia. En su sitio web, el departamento encargado de protección y ayuda en casos de catástrofe entrega consejos acerca de qué debería almacenarse en la despensa para el caso de que la infraestructura colapse durante dos semanas. A la ciudadanía todo eso le parece tan lejano como el Puente Aéreo de Berlín de 1948, la última vez que realmente hubo problemas de abastecimiento en Alemania. El nuevo plan tampoco desencadenará ahora carreras masivas al supermercado. A lo sumo, provocará un breve estremecimiento.