¿Quién no recuerda a su antiguo profesor de idiomas, que, con pruebas de vocabulario y regaños contundentes le complicó la vida a más de uno? ¿O el gran alivio que daba no tener que lidiar más con el maestro una vez el año escolar se acababa? Quien haya tenido un maestro así recordará también, en retrospectiva, al viejo profesor con un poco de nostalgia, ya que, a fin de cuentas, aportó mucho y con su disciplina de hierro sentó las bases para el futuro éxito académico y profesional de sus estudiantes. Así es el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.
La austeridad lleva a la meta
El ministro federal de Finanzas ha pasado ocho años en el Eurogrupo insistiendo en la disciplina de gastos, en la reducción de la deuda y en la fidelidad a las normas. Y con su estilo, Schäuble llegó a "sacar de quicio" a sus colegas, como él mismo ha confesado. Pero al final, muchos, incluso los delegados griegos, concordaron en que Schäuble, con cierta presión y hasta terquedad, ha hecho lo correcto. Y es que, con fondos de rescate sin precedentes, los países de la crisis del euro se mantuvieron a flote, aplicando reformas que nunca habrían emprendido por su propia cuenta. Algo que, a la larga, dio sus frutos. Solo con Grecia las cosas han demorado más, a causa de la profundidad de la crisis, a la incapacidad del Gobierno y a la gran resistencia a tan necesaria disciplina.
Con su personalidad, a veces áspera y arrogante, Wolfgang Schäuble mantuvo unida a la zona euro. Ha impedido que la comunidada monetaria se convirtiera en una mera sociedad de garantes. Y claro, no lo hizo por sí mismo. Los Países Bajos, Finlandia, los Estados bálticos, Eslovaquia, Austria y, sobre todo, Francia e Italia han apoyado activamente la política de rescate. La austeridad no es una invención de Schäuble, pero el retorno del gasto gubernamental era inevitable para evitar el colapso.
Ahora, a algunos ministros de finanzas de países meridionales de la UE se les puede ver en la cara que están respirando un suspiro de alivio por la partida del profesor alemán. Sin embargo, en retrospectiva, veremos que la manera de hacer política de Schäuble ha ayudado mucho. Por ejemplo, no se dejó intimidar en momentos en que el incendiario Gobierno griego solo amenazaba con salirse de la zona euro. Schäuble siempre ha seguido sus reglas y principios. Así como al disciplinado profesor de idiomas, lo que otros piensen de él lo tiene sin cuidado.
Schäuble ha impulsado de manera decisiva la lucha contra los paraísos fiscales y ha optado por una unión bancaria significativa que no conduzca a mayores riesgos. Al final, advierte que la crisis financiera, la crisis de la deuda y la crisis del euro no han sido superadas: estamos en medio del trabajo de limpieza y no debemos dejarlo ir ahora, ha sido su mensaje; la detención de la nueva deuda, su legado. Un Estado que no se derrumba bajo su endeudamiento es un Estado con la política económica más inteligente.
¿Qué habría hecho Schäuble?
A pesar de sus méritos, el maestro de la zona euro, por supuesto, no es irremplazable. Puede que su férrea disciplina llegue a faltar, pero finalmente lo importante es la política que el nuevo Gobierno federal quiera implementar en Bruselas, que incluso sin Schäuble, no se moverá dramáticamente hacia más gastos y despilfarros, como los populistas griegos e italianos a veces creen. Hasta el nuevo ministro de Finanzas, que presumiblemente vendrá del partido liberal alemán (FDP), continuará el curso de austeridad y de reformas en los países necesitados.
La verdadera prueba vendrá con la siguiente crisis. Wolfgang Schäuble ya advirtió ante el estallido de nuevas burbujas especulativas y nuevas crisis financieras. Y seguramente el Eurogrupo también dominará esta próxima crisis sin Schäuble. Pero algunos en el grupo se preguntarán: ¿Qué habría hecho en este caso el experimentado Schäuble?
Autor: Bernd Riegert (few/)