Observadores europeos en elecciones estadounidenses
23 de octubre de 2004
Ya sea en Afganistán o en Estados Unidos, la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) cumple con su cometido: vigilar la correcta realización de los comicios y, si es necesario, denunciar las contravenciones de los estándares democráticos. De lo que es común en las dictaduras no están exentas las democracias. Las expresas irregularidades durante las últimas elecciones presidenciales de las que saliera triunfante George W. Bush son la mejor muestra de ello.
Rita Süssmuth en difícil misión
La observación de las elecciones – que ya han abierto las urnas, a pesar de que el día principal es el 2 de noviembre - por parte de la OSCE se realizan en un clima internacional enrarecido por la guerra contra Irak y su posterior ocupación. Así que la misión no es fácil pero necesaria. Su dificultad requería la dirección de un personaje político reconocido en el panorama europeo: la antigua presidente del Bundestag alemán, Rita Süssmuth, quien confirma que “las presuntas manipulaciones de las elecciones estadounidenses del 2000 hicieron necesario reforzar la delegación europea”. Un hecho sin precedentes que, sin duda, restó legitimidad a la administración de Georg W Bush.
“No podemos garantizar transparencia”
Aparte de la OSCE, el congreso estadounidense ha invitado a otros 100 observadores de las elecciones presidenciales y parte de las parlamentarias. La tarea de los observadores, en detalle, consiste en “acompañar la ejecución del sufragio, sea electrónico o por correo”, dijo a DW-World Urdur Gunnarsdottir, vocera de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (ODIHR) el ente ejecutivo de las comisiones de observación de la OSCE. Pero la alta tecnología no es siempre la mejor amiga de los electores… y los candidatos. Gunnarsdottir considera que “el hecho de que no se impriman comprobantes tras la votación en pantalla, se presta para manipulaciones”. Esto obliga a los observadores internacionales a no poder garantizar absoluta transparencia de las jornadas electorales.
Pero los observadores europeos no se contentan con ser mudos testigos. Discretamente participan en el debate sobre los métodos de registro del electorado. Y, si es necesario, comunican las irregularidades a las autoridades pertinentes. En las últimas horas, un diario de Orlando denunció que unas 68.000 personas habrían sido registradas, varias veces, en diferentes Estados de la Unión. Para ser democrático no basta con afirmarlo.