Nicaragua: turismo cultural, élites y promoción literaria
14 de febrero de 2018Nicaragua, tierra de poetas, protagoniza los dos eventos más importantes de la literatura en Centroamérica: el Festival Centroamérica Cuenta y el Festival Internacional de Poesía de Granada, acontecimientos que, pese a su reconocimiento internacional creciente, tienen tantos críticos como defensores. Sobre el festival poético de Granada conversamos con uno de los más reconocidos poetas nicaragüenses, Erick Aguirre.
¿Cómo valora Ud. el desarrollo de la cultura en Nicaragua actualmente?
Erick Aguirre: Hemos atravesado por etapas difíciles y complejas: desde la situación paradigmática de los años ochenta, cuando en el contexto de la revolución sandinista hubo una explosión cultural inédita, debido a la importancia que desde el Estado se le concedió a la cultura en un sentido relativamente integral, es decir, de inclusión beligerante de la cultura popular y de cierto respeto por la tradición y de fomento de las letras. Desde 1990, aunque el desarrollo mismo de las iniciativas y expresiones culturales y de la creación literaria no se han estancado, sí han enfrentado retos y adversidades fundamentales que de hecho impiden un desarrollo más pleno y mejor encausado de sus manifestaciones, y de hecho también tienden al estancamiento, a la distorsión y finalmente a la frustración de nuestros potenciales. Durante más de una década hubo un total abandono del fomento a la literatura y al tratamiento de las expresiones culturales en general. Es claro que las causas no solo han sido locales, o nacionales, sino también globales.
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¿Y específicamente con la literatura?
Como en el resto de los países de la región, en Nicaragua existe una tradición literaria derivada de la forma en que las élites y los grupos de poder han concebido y practicado las disciplinas humanistas. Esa idea se transformó parcialmente durante el periodo de la revolución sandinista, pero durante los nuevos contextos posteriores se ha complejizado. La literatura y las dificultades para su desarrollo ahora responden a un fenómeno que mezcla, por un lado, la tradicional beligerancia de las élites en la promoción y el desarrollo cultural (generalmente hegemónico y elitista, tendiente al cliché y a la mercantilización de la cultura), y, por otro, a la beligerancia y horizontalidad ideológicamente castrada de las plataformas mediáticas y tecnológicas. Agregando a esto una débil intervención, en los últimos diez años, de un aparato estatal vacío de contenidos, con una infraestructura precaria y con un discurso populista finalmente correspondiente a una nueva élite o grupo de poder en plena formación: el orteguismo y las élites enriquecidas de lo que fue el sandinismo de los ochenta. El Festival Internacional de Poesía de Granada es un reflejo vivo de ese complejo estado de cosas.
Ya que menciona el Festival, ¿qué importancia le concede?
El Festival de Granada tiene una gran importancia para Nicaragua, pero esa importancia resulta en última instancia más valedera para el fomento del turismo y la economía de la ciudad. En menor medida su importancia atañe al desarrollo de la literatura y de la poesía en particular. Claro que es una plataforma importante para los escritores y poetas, especialmente para los jóvenes. Pero es también una plataforma que favorece cierta red de relaciones complejas que algunos protagonismos o protagonistas particulares establecen en el ámbito del poder. Es interesante que en el Festival se produzca, con evidentes tensiones, una convergencia de adversidades políticas. Creo que para los fundadores y promotores del Festival sigue valiendo mucho el hecho de que en Nicaragua se le siga otorgando -desde cualquier perspectiva ideológica o política, y por razones de una tradición sui géneris- una importancia y una atención especial a la poesía. Eso a fin de cuentas es bueno e importante, pero no suficiente.
El Festival tiene una interesante lista de invitados internacionales, pero es poco el reconocimiento en Europa, e incluso en otros países de América Latina. ¿A qué atribuye Usted esa falta de reconocimiento?
En general, la literatura centroamericana siempre ha sido poco valorada o poco tomada en cuenta, a pesar de su peso y de su gran importancia. Esto en buena medida es debido a una situación de extrema y recurrente inestabilidad de nuestras propias sociedades; también a la histórica injerencia o intervención económica, política y militar de Estados Unidos. Pero también, en cierta medida aún no valorada lo suficiente, esto también es producto de la extrema codicia y crueldad de nuestras élites. El Festival ya cuenta con un importante reconocimiento internacional y, pese a las insuficiencias y a cierta complejidad hegemónica de su naturaleza, es una importante plataforma que tiende a seguir creciendo. Aparte del turismo cultural, y todo eso, a lo que hay que poner atención y dar un seguimiento estructurado y responsable es a los frutos colaterales, estrictamente literarios, que sea capaz de producir esa plataforma.
Amir Valle (VT)
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