Manifestación anti energía nuclear
5 de septiembre de 2009Atomenergie –nein, danke!, ostentaban cientos de letreros mientras avanzaban por la capital alemana, Berlín, al paso de una de las mayores manifestaciones del movimiento contra la energía atómica de los últimos años. Exigían el cese del funcionamiento de las 17 centrales nucleares activas en el país. El girasol del partido ecologista alemán estaba por todos lados. Acompañaron la marcha 300 tractores de agricultores que tienen que convivir con los depósitos de desechos nucleares.
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Recordando famosas manifestaciones de la década de los ochenta del siglo pasado, los opositores a la energía atómica le daban las gracias y la invitaban a desaparecer. A diferencia de aquéllas, en esta protesta se exigía que se paren las centrales nucleares, no sólo de Alemania, sino del mundo entero, por ser una hipoteca que las futuras generaciones tendrán que pagar. “Desconectar de verdad”, exigían unas pancartas.
El problema de los residuos
“Gorleben está en todas partes”, decían otros carteles, refiriéndose al controvertido depósito de residuos nucleares que planea el Gobierno alemán en Baja Sajonia. Toneles pintados de amarillo y manifestantes vestidos del mismo color hacían alusión a los contenedores en que se transportan los desechos de las plantas atómicas.
En la protesta se advertía también de reactivar y construir nuevas centrales nucleares, a pesar de la moratoria vigente desde 2000. En aquel año, el Gobierno socialdemócrata-ecologista del entonces canciller Gerhard Schröder sentenció el fin de la energía nuclear y el cierre paulatino de todas las centrales hasta 2022. En los últimos seis años, se le ha hechado el candado a dos.
El mejor lado del átomo
Aparte de la oposición natural de los que apoyan la energía nuclear, las diversas crisis energéticas de los últimos años, la inseguridad del suministro, la lucha por la reducción de emisiones y los costos de fuentes de energía alternativa han logrado volver a resaltar el mejor lado de la energía atómica.
Además, según sus favorecedores, la tecnología y la seguridad ha avanzado mucho desde la hecatombe radioactiva de Chernobil. “Las centrales nucleares en Alemania funcionan como un reloj. Tienen un balance impecable en cuanto a seguridad y emisiones. ¿Por qué quieren cerrarlas? ¿Para qué?”, se pregunta un partidario de la fuente nuclear.
Tiempo de elecciones
“¿Volvemos a empezar?”, se preguntaban los manifestantes en otras pancartas, criticando el abandono del abandono de la energía nuclear, una postura por la que apuestan sobre todo los partidos conservadores. Las elecciones generales están a la puerta y una posible coalición conservadora-liberal, probablemente, echaría el reloj atrás y favorecería la energía atómica; de una prolongación de los contratos con las centrales nucleares se habla.
Por ello, el que fuera presidente del Bundestag hasta 2005, Wolfgang Thierse, la líder de Los Verdes Claudia Roth, el ex ministro de Medio Ambiente Jürgen Trittin y la candidata ecologista Renate Künast acompañaron la marcha a través del Puerta de Brandeburgo, dejando clara su postura.
Barata pero con radiación
Apoyo recibieron los manifestantes también de la Oficina Alemana para el Medio Ambiente (UBA). “Las centrales nucleares no son una fuente de energía sostenible”, subrayó Jochen Flasbarth, presidente de UBA, a la emisora Deutschlandfunk. “Mantenerse en el abandono paulatino de la energía atómica es esencial para asegurar el suministro energético del futuro”, recalca Flasbarth.
El subsecretario del Medioambiente, Michael Müller, también les dio un espaldarazo: “la ley del año 2001 para el abandono paulatino de la energía atómica está bastante por detrás de las exigencias del movimiento ecologista”. Que los consorcios nucleares y la unión conservadora CDU/CSU la cuestionen es, para Müller, “jugar con fuego”. Pues si bien la energía atómica es baja en emisiones, por lo cual el uranio necesario para su producción no se gravará con impuestos y, por lo tanto, seguirá resultando la más barata que otras fuentes, una activista plantea una pregunta clave: “¿quién quiere tener un depósito de residuos radioactivos en el patio de su casa?”.
Autor: Mirra Banchón
Editor: Luna Bolívar Manaut