Industrial alemán y su esposa se suicidan en Zurich
11 de septiembre de 2010La muerte de Eberhard von Brauchitsch y de su esposa acapara este sábado (11.09.2010) el encabezado del diario Bild, el más leído de Alemania. Desde luego, las circunstancias que rodearon la desaparición física de von Brauchitsch, uno de los industriales más importantes de Alemania, heredero de un linaje con raíces en Silesia y cuyo nombre completo –Joachim Albrecht Eberhard Kurt Konrad Ferdinand– está asociado íntimamente a la historia del consorcio Flick, han conseguido que la noticia sea imposible de ignorar: von Brauchitsch y su esposa Helga Hempe, médica de profesión, se quitaron la vida en Zurich.
¿Suicidio asistido?
La muerte de la pareja fue dada a conocer por sus familiares. “Fue una decisión tomada por ambos debido al paulatino deterioro de la salud de los dos. Ellos esperaron a que llegara el momento oportuno para hacerlo”, dijo Bettina, una de las hijas del matrimonio, en una entrevista publicada por la revista alemana Focus, agregando que Hempe sufría de un mal de Parkinson en estado avanzado y von Brauchitsch padecía enfisema pulmonar. Von Brauchitsch y su mujer tenían 83 años; se casaron en 1952 y tuvieron cuatro hijos.
“Ellos se conocieron hace setenta años, lo compartieron todo, las cosas buenas y las malas, toda una vida, y decidieron dar juntos el último paso”, explicó Bettina von Brauchitsch. Según el diario alemán Bild, la pareja apeló a los servicios de la empresa suiza Exit, especializada en el suicidio asistido, pero el vicepresidente de la compañía, Bernhard Sutter, se abstuvo de comentar la versión amparándose en la ley de protección de datos privados. Cierto o no, la última decisión de estas personalidades se hizo pública justo en el Día Internacional para la Prevención del Suicidio.
Día Internacional para la Prevención del Suicidio
Las ruedas de prensa y los actos organizados este viernes (10.9.2010) con motivo del Día Internacional para la Prevención del Suicidio por el Programa Nacional para la Prevención del Suicidio en Alemania hicieron énfasis en un mensaje: es necesario combatir la predisposición negativa de cara al tema de la muerte voluntaria y los prejuicios en torno al suicidio que abundan en el imaginario colectivo, reforzados por los medios de comunicación, porque estos factores dificultan enormemente las labores para prevenir la autoinmolación.
Lograr que la opinión pública sepa y recuerde que el suicidio puede prevenirse activamente es otro de los objetivos de este programa. Sus artífices no buscan simplificar el fenómeno; al contrario, ellos insisten en que el suicidio tiene aspectos socioculturales, individuales, psicológicos y biológicos que no se dejan explicar mediante teorías unilaterales como la del “gen del suicidio”. “El Día Internacional para la Prevención del Suicidio también tiene como meta despertar esperanza”, dice Georg Fiedler, del Hospital Clínico Universitario Hamburg-Eppendorf.
Se necesita esperanza
Con “esperanza”, Fiedler quiere decir que los afectados por tendencias suicidas y sus allegados deben saber que es posible recibir ayuda en los momentos en que las crisis son más agudas. El Programa Nacional para la Prevención del Suicidio en Alemania se remite a cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) según las cuales el número de personas que se quitan la vida cada año en el mundo es mayor que el de aquellas que la pierden a manos de otros en la guerra, por homicidios o asesinatos.
En 2009, cerca de 10.000 personas se suicidaron en Alemania y lo más seguro es que sus muertes hayan marcado las vidas de otras decenas de miles de personas; las de sus familiares, parejas, amigos y colegas. Y no es necesario medir el dolor dejado por la evitable muerte de un ser querido evaluando las pérdidas que este trauma le genera al aparato productivo para entender que el desmontaje del tabú en torno al suicidio puede resultar beneficioso para la sociedad.
Los más proclives a quitarse la vida
¿Y si el suicidio de von Brauchitsch terminara estimulando un debate de alto nivel alrededor de este tema tan complejo? Después de todo, el octogenario y su esposa formaban parte del grupo social más proclive a poner fin a sus vidas: los adultos mayores. Y si además se comprueba que la pareja contrató los servicios de la empresa suiza Exit para que los asistiera en la materia, una discusión argumentada podría arrojar luz sobre un tópico que sigue resultando confuso para muchos alemanes.
El suicidio asistido no es penado en Alemania, pero el derecho al suicidio, como tal, no está reconocido por los legisladores. El colaborador queda libre de culpas siempre y cuando sea el paciente quien se administre el medicamento letal, haciendo uso de su libre voluntad. Sin embargo, la actual coalición de Gobierno –integrada por la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la Unión Social Cristiana (CSU) y el Partido Liberal (FDP)– planea prohibir la oferta sistemática de asistencia para el suicidio como oficio o proyecto empresarial.
Un caso excepcional sigue siendo el del suicidio asistido por un médico. Esta forma de eutanasia contempla la participación activa del galeno en el proceso mediante el cual el paciente pone fin a su vida, como supervisor del mismo o como proveedor de los medicamentos mortales que lo posibilitan. Pero, hasta ahora, la asistencia de un médico en este campo es considerada como una actividad incompatible con el Juramento Hipocrático.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa
Editor: Enrique López Magallón