Merkel y Calderón acometen la crisis alimentaria
19 de mayo de 2008El problema alimentario ha sido calificado por la canciller alemana como un tema “central” de la política internacional. Y no es casual que lo haya hecho en suelo mexicano, donde el aumento del precio de las tortillas ya provocó manifestaciones de malestar popular el año pasado. Para los países del Tercer Mundo, aunque estén en los umbrales del desarrollo y sean potencias emergentes como México, el asunto tiene impacto directo y no viene mal que una visitante del calibre de Angela Merkel otorgue a la materia la relevancia que le corresponde.
Ganando influencia
Tras una conversación sostenida con el presidente mexicano, Felipe Calderón, vino el anuncio: Alemania y México lanzarán una iniciativa conjunta en el marco del Grupo de los 8, que se reunirá en Japón a comienzos de julio. Merkel dejó en claro que no está pensando en la fijación de precios, sino en otras posibilidades, como la de hacer estudios sobre las necesidades alimentarias y la canalización de recursos de ayuda al desarrollo al sector agrícola. Calderón, por su parte, volvió a criticar las subvenciones agrícolas de la Unión Europea y también el uso de productos como el maíz para la producción de biocarburantes.
En suma, hay mucho por discutir y no siempre las visiones coinciden. Pero, aun así, el anuncio no deja de despertar interés, entre otras cosas por representar un intento conjunto de trazar la agenda, realzando la relevancia de México y, por añadidura, también de los otros países en vías de desarrollo que han sido invitados a la antesala del G-8: Brasil, China, India y Sudáfrica.
La cooperación emprendida el año pasado en la cumbre de Heiligendamm tiende pues a cimentarse y lo lógico sería que apuntara finalmente a la ampliación del selecto grupo con todas las de la ley. Por lo pronto, valga la constatación hecha por la canciller Merkel en México en cuanto a que “los países industrializados ya no podrán resolver muchos de los problemas por sí solos”.
No sólo de contratos viven las giras
En los hechos prácticos, en cambio, el balance del viaje de Merkel no se destaca precisamente por la cantidad de acuerdos ni de contratos sellados. ¿Pocos dividendos para una gira que la prensa destaca ya como la más larga realizada por la canciller durante su mandato hasta la fecha, en días y horas de vuelo? Probablemente esa sería una conclusión de estrechas miras. No todo se mide en metálico contante y sonante, ni siquiera en esta época.
Los contactos personales y también los aspectos emocionales pueden dejar huella en la política. Por eso no es únicamente anecdótico que la canciller alemana se haya manifestado impresionada al ver “cuán profundos son los vínculos de los países latinoamericanos con Alemania”. Su conclusión es que sería un error descuidar a Latinoamérica. Si de ahí se deriva un nuevo acento en la política berlinesa está por verse. Pero por lo menos el sector empresarial espera un nuevo impulso en las relaciones entre Alemania y México, país donde ya operan más de mil empresas germanas y donde otras muchas podrían decidirse a invertir, no en último término aprovechando la debilidad actual del dólar y el buen ánimo bilateral que deja esta visita.