Entrevista con Guy Maddin
19 de febrero de 2011El cineasta canadiense Guy Maddin (Winnipeg 1956) es considerado uno de los realizadores de vanguardia por su filmografía experimental y surrealista integrada por una treintena de películas, menos de una tercera parte de ellas, largometrajes. En Berlín dice que ha vivido algunos de los mejores momentos de su carrera como cineasta, cuando llegó en el 2007 para presentar en la Berlinale su película muda Brand Upon the Brain!, y un año más tarde, cuando el Foro de cine joven abrió con su documental My Winnipeg, un homenaje a su ciudad natal.
El realizador de La música más triste del mundo (2003) ha vuelto a Berlín pero esta vez como jurado de la Berlinale, que en su edición 61 fue presidido por su amiga, la actriz y modelo Isabella Rossellini. Maddin habló con Deutsche Welle unos días antes de que se dieran a conocer las cintas galardonadas con los Osos de Oro y de Plata. Escucharlo es a veces como aspirar gas hilarante. El realizador, de trato sencillo y ameno es tan excéntrico como sus películas.
Deutsche Welle: señor Maddin, ¿ha visto usted buen cine?
Guy Maddin: Puedo decirle que he disfrutado mucho mi papel como miembro del jurado, pero ¡no me sacará ningún secreto! Se como se siente un cineasta en un festival cuando ve a los miembros del jurado entrar y salir de las salas. Siempre he apreciado que mantengan sus opiniones bajo absoluto secreto porque si escuchara rumores, creo que me volvería loco, de esperanzas o desesperación. Así que por solidaridad con mis colegas en el mundo de la producción cinematográfica mantendré la boca cerrada.
¿Me puede decir por lo menos si se ha divertido?
Me he divertido mucho, esto ha tenido para mí incluso valor educativo. Las películas que he visto han sido sumamente diversas desde el punto de vista cinematográfico. Se da uno cuenta de que los cineastas se han dedicado a lo suyo, han sido casi obsesivos. Todos tienen un estilo y una visión diferente y eso es sumamente inspirador. Esto ha sido como un recordatorio para mí sobre cuantas distintas posibilidades podría estar yo explorando.
¿En qué se diferencia el Festival de Cine de Berlín de otros festivales?
El de Berlin es uno de mis favoritos, aquí he vivido algunos de los mejores momentos de mi carrera como cineasta y ahora que soy miembro del jurado recibo un tratamiento maravilloso. Me recogen y me llevan a todas partes, casi me llevan al baño o adonde tenga que ir. He estado en el de Sao Paulo, el de Venecia, de Londres y el de San Francisco. Lo extraño es que acuden los mismos periodistas, cineastas y distribuidores a todos, como si fuera una gran tribu nómada. Pero Berlín tiene un gran atractivo que es la ciudad. Estamos a unos pasos de donde se encontraba el muro o donde está el memorial del Holocausto, así que es como estar en el epicentro de la historia europea del último siglo. Es un excelente escenario para ir al cine. Además sus salas de cine con pantallas gigantescas están a reventar de gente desde la mañana, tienen muy cómodos asientos.
¿Sabe usted lo que va a ver cada mañana?
Como miembro del jurado me encanta llegar a una proyección y sentarme sin saber absolutamente nada de la cinta, ni el nombre del director ni su proveniencia. A veces me toma un tiempo darme cuenta en que país nos encontramos. No sabemos de antemano nada sobre el guión ni la trama. Es maravilloso sentarse como un simple espectador.
Sus películas son estudiadas en universidades pero todavía hay poca información en el mundo hispanoparlante.
Tal vez seré más conocido cuando muera, o si muero de manera hispánica. Tengo que viajar más a menudo para promover una serie de libros sobre mis películas. Creo que tengo que hacer más viajes como los políticos, ir a estrechar manos y besar bebés. Lo que pasa es que me gusta mucho estar en casa y acepto muy pocos viajes al año. Me encanta estar con mi hija y mis nietas, con mi mamá y mi esposa. ¡Dios mío no hay ningún hombre en mi entorno ahora que lo pienso!
¿Cómo se le ocurrió filmar el cortometraje Sombra dolorosa en español, que retoma motivos mexicanos?
Siempre me han gustado esas películas sobre lucha libre estelarizadas por El Santo. También me gusta Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Me encantaría hacer mi propia versión cinematográfica sobre esa novela, pero no quiero hacer una blasfemia sobre el libro, así que no me atrevo a ir a México y filmarlo ahí, porque creo que eso tendría que hacerlo quien realmente sea un experto, pero adoro ese libro y la tristeza de sus personajes fantasmales. En la Sombra Dolorosa combiné a Santos con Pedro Páramo. No hay muchos mexicanos que vivan en Winnipeg, pero me hice amigo de una banda de Mariachis, que aparecieron en la película. Además, en nuestro equipo de filmación había gente que hablaba español. Así que los diálogos en inglés los sustituímos por español y así fue como filmé mi primera película en español de manera improvisada y sin entender una palabra.
¿Cual fue su motivación para filmar Winnipeg, un homenaje a su ciudad natal?
Estaba quebrado y escuché el rumor de que un canal documental en Canadá estaba interesado en comisionarme para hacer un documental. Nunca había hecho antes un documental, pero me estaba muriendo de hambre así que los llamé para preguntar si el rumor era cierto, no sé lo que estaba esperando un tal Michael Burns para contactarme. Cuando le pregunté si eran ciertos los rumores y me dijo que sí, le grité ¿Y que estás esperando para llamarme?. Él me preguntó que me gustaría hacer. No sé, le dije, sugiéreme algo. ¿Que tal algo sobre tu ciudad natal? ¿O algo sobre trenes? Y yo pensé que en mi ciudad natal había muchos trenes y le respondí que haría los dos en uno. El me dijo que tenía que ser una visión personal, que no quería que le mostrara el infierno congelado que realmente es Winnipeg sino mi propio Winnipeg, Es un Winnipeg real, psicológicamente y emocionalmente. Todos los datos los hice revisar por poetas y abogados para que no nos fueran a demandar.
Autora: Eva Usi
Editor: Pablo Kummetz