Los más exitosos en la lucha contra el coronavirus
24 de noviembre de 2020A pesar del confinamiento parcial, las cifras del coronavirus en Alemania no han disminuido de manera significativa en Alemania. Por lo tanto, el miércoles se tomará una decisión sobre la forma en que se podrían ampliar las medidas. Una mirada a otras partes del mundo muestra que en algunos aspectos se podría seguir el ejemplo de Nueva Zelanda, Asia y África, aunque algunas de las medidas son, por supuesto, difíciles de transferir.
Nueva Zelanda: estricto confinamiento
Nueva Zelanda es considerada en todo el mundo como un ejemplo positivo de cómo contener el coronavirus. La primer ministra Jacinda Ardern ya ha declarado dos veces - en junio y octubre - el país libre de coronavirus. Desde el inicio de la pandemia, se han registrado alrededor de 2.000 casos de coronavirus en el país de cinco millones de habitantes, y 25 personas han muerto en relación con COVID-19. La vida cotidiana ha vuelto en gran medida a la normalidad, e incluso los grandes eventos como los partidos de rugby pueden tener lugar sin máscaras.
Los expertos consideran que las medidas comparativamente tempranas y extremamente estrictas son la razón principal del éxito en la contención. Las fronteras ya estaban cerradas a mediados de marzo y se prohibió la entrada de turistas al país. Poco después se declaró el estado de emergencia y se impuso un bloqueo de varias semanas, uno de los más duros del mundo. Incluso ahora, se aplican estrictas restricciones locales de salida ante los brotes más pequeños. Con éxito: el número de nuevas infecciones por día en noviembre se situó en el rango bajo de un solo dígito - a finales de noviembre había alrededor de 50 casos activos.
Coronavirus en África: pocos datos
En abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el número de infecciones por coronavirus en el continente africano podría aumentar rápidamente en un plazo de seis meses, hasta alcanzar los diez millones de casos. Más de medio año después, muchos expertos se preguntan por qué la mayoría de los países africanos han resultado comparativamente poco azotados por la pandemia. El 17% de la población mundial vive en África, pero los casos de coronavirus registrados representan solo alrededor del 3,4 por ciento de los casos mundiales, y el número de muertes asociadas a COVID-19 es igualmente bajo.
Sin embargo, los expertos subrayan: es probable que el número de casos no detectados de infecciones por coronavirus sea mucho mayor, porque en los países africanos se realizan muchas menos pruebas que en otras partes del mundo.
No obstante, los expertos destacan que hasta ahora no se ha producido un gran aumento de las muertes inexplicadas. Muchos ven la estructura por edades como una ventaja decisiva para el curso de la pandemia: no hay ningún otro continente en el mundo en el que vivan tantos jóvenes. La edad media en los países africanos es de 18 años; en Alemania es más del doble, con más de 40 años.
Asia: las máscaras son parte de la vida cotidiana
Taiwán, Japón, China y Singapur son solo algunos de los países que parecen haber controlado la pandemia del coronavirus de manera más rápida y eficaz. Tailandia y Vietnam también muestran tasas de infección y mortalidad extremadamente bajas en relación con el COVID-19. Sin embargo, probablemente no haya otra parte del mundo donde las estrategias difieran tanto, en parte debido a los sistemas políticos y las condiciones geográficas completamente diferentes de Asia.
El régimen autocrático de China cerró completamente la ciudad de Wuhan, desde donde se propagó el virus, a finales de enero, y la vida en el resto del país también se paralizó casi por completo. El hecho de que la propagación del virus se encubriera al principio no ayudó a generar confianza en las cifras oficiales. No obstante, parece que China ha conseguido controlar la pandemia; desde hace meses, las cifras oficiales de nuevas infecciones son extremadamente bajas.
Expertos explican el éxito de los japoneses en la pandemia con dos factores: la prevención selectiva en los puntos de acumulación local de la infección, en lugar de las pruebas masivas y aleatorias, y la voluntad de la población de adaptarse de forma independiente incluso a medidas no ordenadas por las autoridades. La voluntad y la normalidad de llevar máscaras en la vida cotidiana ya estaban presentes en muchos países asiáticos antes de la pandemia del coronavirus.
(gg/er)