Coronavirus: Alemania intenta salvar la Navidad
24 de noviembre de 2020Todavía es solo una decisión de los primeros ministros de los 16 estados federados, pero es muy probable que la mayoría de las medidas por ellos enumeradas se implementen: para contrarrestar el alto número de infecciones por el coronavirus, las restricciones de contacto en Alemania que han estado vigentes desde principios de noviembre deberán prorrogarse e incluso intensificarse.
A partir del 1 de diciembre, solo cinco miembros de dos hogares podrán reunirse en privado; hasta ahora han sido diez. Los restaurantes, bares, cines y gimnasios permanecerán cerrados. "El invierno que tenemos por delante exigirá mucho de todos nosotros", ha dicho recientemente la canciller Angela Merkel. Y lo que eso significa parece cada vez más claro. Este miércoles (25.11.2020), la Canciller se reunirá nuevamente con los líderes regionales, para aprobar los nuevos pasos a seguir.
Hay que salvar la Navidad
Una de las principales razones del intento de ajuste a las actuales medidas es la preocupación de que las cifras escalen tanto hasta Navidad que lleguen a hacer impracticables las celebraciones familiares. Los políticos quieren evitarlo a toda costa, también porque temen que de lo contrario termine de perderse el capital más importante en esta crisis sanitaria: la percepción sobre la necesidad de las restricciones.
Esta es exactamente la razón por la que se harán excepciones desde el 23 de diciembre hasta el 1 de enero: durante la Navidad, se podrá respirar un poco. Podrán reunirse hasta un máximo de diez personas de diferentes hogares, incluso de más de dos. Los políticos son conscientes de la gran importancia psicológica de una celebración navideña en las familias: "Por supuesto que tiene que ser una Navidad que puedes celebrar con tus abuelos y nietos", dijo el martes el alcalde de Berlín, Michael Müller.
Si es necesario extender las restricciones de contacto es porque, como temían muchos expertos, el número de infecciones se disparó también en Alemania a principios de otoño. A finales del verano, una canciller notoriamente preocupada había advertido que "las cifras navideñas serán tan altas como ahora en Francia si no hacemos nada". En ese momento, alrededor de 19.000 personas se infectaban con el coronavirus en Francia todos los días, un valor que ya también se ha alcanzado y superado hace mucho en Alemania.
Problemas de seguimiento de contactos
El sitio web de la máxima autoridad epidemiológica de Alemania, el Instituto Robert Koch, también explica por qué: "El elevado número de casos en todo el país se debe a eventos en su mayoría difusos, con numerosas acumulaciones en hogares, instalaciones comunitarias y residencias de ancianos, así como en entornos profesionales y en eventos religiosos. En una gran proporción de los casos, el contexto de infección no ha podido determinarse".
En otras palabras: las autoridades sanitarias no han podido rastrear contactos durante semanas. A mediados de octubre, las autoridades contabilizaron 650 pacientes con coronavirus en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales. El fin de semana pasado hubo más de 3.700.
Sin gran impacto del "rompeolas"
El confinamiento parcial desde principios de noviembre, que algunos políticos denominan "rompeolas", ha estabilizado hasta ahora las altas cifras de contagios, pero no las ha reducido. "El número de contactos debería reducirse en un 75 por ciento con el ‘rompeolas’, pero se estima que se ha logrado un 40 por ciento", ha dicho al diario Augsburger Allgemeine Zeitung el experto en salud del partido socialdemócrata alemán Karl Lauterbach.
De hecho, el panorama que se presenta a los alemanes este noviembre es muy diferente del que vivió el país en primavera, cuando la vida pública se detuvo aún más que ahora. La gente usa máscaras de manera disciplinada, pero no se observa gran distanciamiento físico entre las personas, por ejemplo, en el transporte público urbano. Las calles están tan concurridas como siempre, aunque, eso sí, los restaurantes están cerrados.
Sin fuegos artificiales de Año Nuevo
Desde mediados de diciembre, según el documento de los primeros ministros alemanes, podría exigirse el uso de máscaras al aire libre, en lugares concurridos de las ciudades, una medida que ya se está aplicando parcialmente. Las mascarillas también deberán usarse en el trabajo, en la medida de lo posible. Y, poco antes de Navidad, se recomienda una especie de cuarentena voluntaria a las personas para que las infecciones no aumenten si se relajan las restricciones de contacto durante las festividades.
Este año, la Nochevieja también será una fiesta con alegría contenida. No habrá fuegos artificiales en lugares públicos concurridos, ni siquiera frente a la Puerta de Brandeburgo, en Berlín. En las celebraciones privadas de Año Nuevo, se "recomienda" abstenerse de disparar petardos. Pero no se prevé aplicar una prohibición de la venta de fuegos artificiales, como exigen algunos políticos.
Las medidas en las escuelas siguen siendo confusas: donde el número de infecciones es particularmente alto, también deberá haber exigirse el uso de mascarillas en clase (algo que aún no se aplica en todos los estados federados). Se recomienda que las universidades continúen operando principalmente en línea. Y, en las iglesias, deberán evitarse los servicios religiosos navideños con carácter de "evento masivo". Aunque no está claro lo que eso significa concretamente.
Urge pensar en equipo
Este martes, continúan las negociaciones sobre las medidas con los representantes de los estados federados. El miércoles, todos los implicados quieren presentar una imagen lo más uniforme posible. A mediados de noviembre hubo problemas considerables cuando los 16 líderes regionales se vieron sorprendidos por las drásticas propuestas que la Cancillería hizo públicas. Entre otras cosas, se aspiraba a que jóvenes y niños solo pudieran encontrarse con un amigo o una amiga, una indicación que terminó convertida en recomendación.
Desde hace semanas, hay una especie de distribución equitativa de roles entre la canciller y los líderes regionales: Angela Merkel está profundamente preocupada y pide restricciones duras; los primeros ministros miran hacia sus estados federados y llegan a conclusiones diferentes. Pero esta semana quieren mostrarse unidos. El invierno será suficientemente duro.
(rml/ers)