“Liga Árabe debe intervenir en la crisis egipcia”
18 de agosto de 2013Hubert Wetzel, comentarista del diario alemán Süddeutsche Zeitung, iniciaba su artículo de este sábado (17.8.2013) con las siguientes palabras: “Empecemos por lo más evidente. A los militares que tienen el poder en Egipto no les interesa un ápice lo que piense Occidente. Europa y Estado Unidos pueden pedir, exigir y advertir cuanto quieran; pero la Junta sacará de las calles a los partidarios del derrocado presidente Mohamed Mursi a punta de bulldozers“.
“No es usual que a Occidente le restrieguen su impotencia en la cara de una manera tan sangrienta”, acotaba el periodista con dureza. Eso obliga a preguntar: ¿cómo pueden y cómo deben reaccionar Europa y sus aliados ante la dramática evolución de la crisis política e institucional en Egipto? Jürgen Zurheide, de la emisora de Deutschlandfunk, habló sobre las opciones de los distintos actores internacionales con el eurodiputado alemán Elmar Brok, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU).
Empecemos por Europa, ¿cree usted apropiado que el bloque comunitario siga enviando armas a Egipto?
Elmar Brok: En este momento, seguro que no. Pero los europeos y los estadounidenses han hecho lo que han podido para mediar en la situación de otra manera. La encargada de las relaciones diplomáticas de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, se reunió en la cárcel con Mursi, y el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, conversó con los militares; en ambos casos se intentó convencer a los interlocutores de que las partes en discordia debían participar en un diálogo para poner fin a la violencia.
Lamentablemente, ninguno de ellos se mostró dispuesto a negociar. A los militares egipcios se les ha pasado la mano con la represión. ¿Cómo pudieron desmantelar los campamentos de los Hermanos Musulmanes y sus acólitos como lo hicieron, cuando se supone que están intentando darle un nuevo impulso al proceso democrático en el país? ¿Y Mursi? Él no ha abierto la boca, a pesar de que podría hacerlo y pedir a sus seguidores que se moderen también.
El ministro alemán para la Cooperación Económica y el Desarrollo, Dirk Niebel, dijo que se suspendería uno u otro proyecto y eso supone la interrupción de auxilios financieros valorados en unos 25 millones de euros. ¿De qué sirven ese tipo de medidas?
Ese tipo de gestos no son percibidos en el marco de la orgía de violencia que tiene lugar en Egipto. Nadie se da cuenta de que un proyecto ecológico ha sido interrumpido porque, de cara al conflicto actual, esos programas no son relevantes. Lo que hay que hacer es impulsar activamente iniciativas de diálogo en las que intervengan actores como la Liga Árabe y otras instancias legales y legítimas que tengan contacto con las Hermandades Musulmanas, dentro y fuera de Egipto.
También hay que establecer el diálogo con la gran mayoría de la población; aquella que está interesada en que se consiga una salida razonable a la crisis egipcia, pero que, hasta ahora, se ha visto aplastada entre los militares y los Hermanos Musulmanes. Hay que conversar con Mohamed el Baradei, que renunció a su cargo en el Gobierno de transición cuando los militares se excedieron en el uso de la violencia. Hay que hablar con esta gente para, por lo menos, documentar su posición.
Y Estados Unidos, que respalda a las Fuerzas Armadas egipcias con unos 1.500 millones de euros al año, debe usar ese argumento para persuadirlas, no sólo de poner un alto a la violencia, sino de convertirse en la institución que medie entre los Hermanos Musulmanes y la otra parte de la sociedad egipcia que quedó excluida del proyecto constitucional y gubernamental impulsado por Mursi. Cosa que es bueno recordar: al redactar la nueva Constitución, Mursi sólo escuchó a los islamistas.
Usted habla de involucrar a los vecinos árabes de Egipto en esta materia. ¿Qué Estados tienen autoridad suficiente como para ser escuchados por los militares egipcios y el Gobierno de facto en El Cairo?
A mí me sorprende que nadie hable de Arabia Saudita o de Catar, por ejemplo. ¿Y qué hay de la Liga Árabe, que ya mencioné? Esa organización tiene su sede principal en El Cairo y desde hace catorce días nadie habla sobre lo que allí se hace o discute. ¿Por qué no se le exige que asuma mayor responsabilidad o tenga mayor presencia en este caso? La Liga Árabe está en capacidad de ejercer influencia en esta materia y de estimular el diálogo. Estos actores deben intervenir en la crisis egipcia.
Autor: Jürgen Zurheide (ERC)
Editora: Emilia Rojas Sasse