La rosa no tiene porqué: lo alemán en la literatura argentina
19 de agosto de 2010“Pero a ti, dulce lengua de Alemania,
te he elegido y buscado, solitario.
A través de vigilias y gramáticas,
de la jungla de las declinaciones,
del diccionario, que no acierta nunca.
Con el matiz preciso, fui acercándome.
Mis noches están llenas de Virgilio,
dije una vez; también pude haber dicho
de Hölderlin y de Angelus Silesius.
Heine me dio sus altos ruiseñores;
Goethe, la suerte de un amor tardío,
a la vez indulgente y mercenario;
(…)
Tú, lengua de Alemania, eres tu obra
capital: el amor entrelazado
de las voces compuestas, las vocales
abiertas…”
Así escribió Jorge Luis Borges (1899-1986) sobre el idioma alemán. Más amor es prácticamente imposible. Pero no sólo el idioma alemán ocupó al famoso escritor. También trató temas alemanes, por ejemplo en “El Aleph”, un tomo de relatos. Uno de ellos lleva en el original español incluso un título en alemán: “Deutsches Requiem” y trata de las últimas reflexiones de un nazi que está esperando su ejecución.
Literariamente influyó sobre Borges Franz Kafka; filosóficamente, Arthur Schopenhauer. En un discurso de 1963, Borges citó al poeta y teólogo barroco alemán Angelus Silesius (1624-1677), conocido por sus epigramas casi místicos: “La rosa no tiene porqué”, la belleza no puede explicarse. Pero el amor de Borges por el idioma alemán sí puede explicarse: seguramente estuvo enamorado del dativo y el acusativo.
Dos clásicos de la literatura argentina
No tanto con el sistema de flexiones, sino con la ascendencia tiene que ver el caso de Roberto Arlt (1900-1942). Este narrador, autor dramático, poeta y periodista argentino era de padre alemán. Los textos de Arlt se cuentan entre los mejores exponentes de la literatura argentina. Arlt describió los aspectos menos bonitos de la vida de su tiempo, marcada por las guerras mundiales y la Gran Depresión de los años 1930. Sus columnas semanales “Aguafuertes porteñas”, publicadas primero en el diario El Mundo, fueron editadas más tarde en forma de libro y son perlas de la literatura argentina. Este destacado representante de la modernidad latinoamericana está considerado como uno de los mejores escritores de la región. Arlt influyó también sobre numerosos autores de las generaciones más jóvenes. Su legado se halla en la biblioteca del Instituto Iberoamericano, con sede en Berlín.
Antepasados alemanes tuvo también Silvina Bullrich (1915-1990), la “gran dama” de la literatura argentina. La novelista, periodista y autora de guiones para cine escribió numerosos bestsellers y marcó a toda una generación de autoras argentinas de los años 1950 y 1960. Bullrich creció en una familia de intelectuales. Su padre apoyó sus ambiciones literarias desde un principio. En la gran biblioteca del padre descubrió la hija ya de muy joven el gran mundo de la literatura.
Las huellas culturales de la inmigración
A fines del siglo XIX comenzó una masiva ola de inmigración europea a la Argentina, que duraría hasta después de la II Guerra Mundial. Esa inmigración tuvo motivos económicos, pero también políticos. En los años 1930, la Argentina se transformó en segunda patria para numerosos judíos perseguidos en Alemania.
Muchos de esos inmigrantes dejaron profundas huellas en la vida cultural argentina. Algunos nombres de muy conocidos autores argentinos ponen en evidencia ese carácter de crisol de la sociedad a orillas del Río de la Plata con un toque alemán, por ejemplo de la mano de los nombres Alicia Steimberg, Cecilia Absatz, Osvaldo Bayer, Liliana Heer, Héctor Germán Oesterheld y Roberto Schopflocher.
No sólo por ello, pero también por ello, vale la pena este año, en el que Argentina es país invitado de honor en la Feria del Libro de Fráncfort, echar un vistazo más detallado sobre la literatura argentina.
Autor: Pablo Kummetz
Editora: Emilia Rojas