"La hoja de coca recupera su dignidad"
15 de enero de 2013La Convención Única de Naciones Unidas sobre Estupefacientes ha aceptado la readhesión de Bolivia con la reserva propuesta: “el Estado Plurinacional de Bolivia se reserva el derecho de permitir en su territorio la masticación tradicional de la hoja de coca, el consumo y uso en su estado natural para fines culturales y medicinales así como su cultivo, comercio y posesión para estos propósitos lícitos”. Al cumplirse el plazo para que los 180 miembros se pronunciasen en contra de la propuesta del gobierno de Evo Morales, sólo 15 pasaron por escrito su negativa, entre ellos 9 europeos. ¿Por qué?
“Por un lado, básicamente por ignorancia y desdén. Por otro, para conservar el statu quo”, responde a DW Joop Oomen, de la European Coalition for Just and Effective Drug Policies (Encod), una plataforma que aglutina 150 asociaciones europeas que abogan por un cambio sustancial en la política antidrogas.
¿Por qué se oponen?
Que la mayoría de los que se oponen junto a Estados Unidos a la readhesión de Bolivia –que denunció la convención en junio de 2011- sean europeos, el activista belga lo explica con “la existencia de antiguas conexiones y bloques entre los países occidentales. Se trata de defender a los que defienden la prohibición para mantener la Babilonia en torno a ella: leyes, industria química, empresas de seguridad”. Curiosamente, así Oomen, Holanda se declaró en contra, cuando en ese país las hojas de coca se pueden comprar en los cafés.
“Esta ha sido una larga e importante lucha para Bolivia, que ha cultivado y masticado la inalmama, la madre sagrada, desde siempre”, explica Alejandro Palomeque, responsable de asuntos consulares de la embajada boliviana en Bruselas. En la intensa campaña internacional de información acerca de las bondades de la hoja de coca se ha hecho hincapié en su distancia de la cocaína, en sus raíces ancestrales, en sus usos medicinales en estado natural, en su importancia para el mundo andino.
El acullico, un café
“Todo el mundo sabe en Bolivia que el mascado de hoja de coca es inherente al trabajo, a la actividad social, como aquí hablan de tomar un café. Es un ritual que se practica a diario en la zona rural, en las áreas mineras y que poco a poco ha entrado en el área urbana”, dice Palomeque. Su prohibición se basa, en su opinión, en su equiparación a la cocaína y en una visión de desprecio hacia las culturas no occidentales.
Con todo y a pesar de la restricción de 1961 que condena a la ilegalidad el cultivo, producción, posesión, industrialización, exportación e importación de la coca y la intensa guerra contra las drogas que preveía la destrucción de los cultivos, Bolivia siguió plantando para el acullico, para mascar coca. Y también para la producción de cocaína. Sin embargo, “¿por qué no le prohíben a Francia cultivar uva si ésa es la base del vino que, a su vez, puede llevar al alcoholismo?”, plantea el diplomático boliviano.
Pero el uso tradicional y medicinal de la inalmama está permitido sólo en territorio boliviano; la planta de la coca sigue en la lista de plantas prohibidas de Naciones Unidas. Por ello, Oomen no ve la readmisión de Bolivia necesariamente como una victoria. “Nada cambia, pues no han sacado a la planta de la lista de plantas prohibidas. El que ahora esté despenalizada en Bolivia tampoco es demasiado importante, porque nadie al mascar coca sentía que estuviese cometiendo un crimen”, afirma Oomen.
¿Puerta abierta a la cocaína?
No obstante, varios de los países se opusieron, aduciendo que la legalización en Bolivia podría llevar al incremento del cultivo destinado a la producción de cocaína. “No es una carta libre para permitir que el narcotráfico aflore. Y tampoco una carta libre para que el uso del suelo sea desmedido y se sobrepase el límite estipulado por la ley para el uso tradicional”, explica Palomeque, añadiendo que en camino está un estudio que determine cuánto es exactamente el uso “normal” de hoja de coca. Éste podría ser entre una y dos libras por semana y persona. En el marco de la lucha contra el narcotráfico, Bolivia se compromete a exterminar los cultivos excendentarios.
¿Un futuro normal?
Como fuere, “mientras haya demanda y los países industrializados sigan produciendo los químicos necesarios para que los alcaloides de la coca se conviertan en cocaína, los campesinos seguirán cultivando para la cocaína. No necesitan de la opinión de la convención”, subraya Oomen. En su opinión, permitir a los productores su exportación con propósitos legales –como té digestivo, como base para harinas, como una especie de chicle estimulante- sería un paso decisivo hacia la normalización. Para ello sería indispensable, según Oomen, un cambio de postura de Argentina y Chile.
De otras posibles formas de comercialización de esta hoja milenaria –como refrescos naturales, por ejemplo- es prematuro hablar. “Es delicado porque el factor cocaína está de por medio. En esta primera fase queremos lograr convencer, mediante estudios científicos, que la hoja de coca no es nociva sino benéfica”, concluye Palomeque, quien ve en la despenalización, por ahora sólo en territorio boliviano, “la restauración de la dignidad de la hoja de coca”.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas