La búsqueda de vida en el universo
21 de diciembre de 2007Hoy se conoce la existencia de más de 250 planetas que, como la Tierra en torno al Sol, giran alrededor de otras estrellas. Casi todas las semanas se descubren nuevos planetas. La búsqueda de planetas es hoy una de las áreas más dinámicas de la astronomía, como informa la edición online de la radio alemana DLF.
La bioastronomía, también llamada astrobiología, es una de las disciplinas científicas estrella de nuestros días. La cuestión esencial que investiga es: ¿qué probabilidad existe para el surgimiento de vida en el universo? Que la Tierra sea un caso único goza hoy de escasa aceptación entre los investigadores.
Los astrónomos dedicados al tema estiman que pueden existir unas 10.000 civilizaciones “descubribles” por los terráqueos. Parece mucho, pero no lo es, porque la civilización más próxima podría hallarse a unos 1000 años luz de distancia.
Pronto los astrónomos podrán saber por lo menos más exactamente cuántos planetas hay en las profundidades del espacio. Hasta ahora se han hallado por el medio de rastreo de ondas electromagnéticas sobre todo planetas grandes, del tamaño de Júpiter, que giran en órbitas muy cercanas a sus estrellas.
Pero vida en esos gigantes gaseosos tan cercanos a las estrellas muy calientes seguramente no existe. Los planetas que más posibilidades ofrecen para la vida no son detectables con la técnica actual. La NASA enviará a fines de 2008 una sonda al espacio —la misión Kepler— que vigilará la brillantez de unas 100.000 estrellas.
Si la brillantez disminuye en algún momento, ello es indicio de que alrededor de ella gira un planeta, que no tiene luz propia. La tarea no es nada fácil: la sonda tiene que registrar el pasaje del planeta por delante de la estrella en el momento justo y desde el ángulo adecuado.
La vida surge rápidamente
Que existan planetas habitables no significa necesariamente que estén habitados por seres vivientes. Sólo supone que en ellos la vida es principalmente posible, es decir que no están demasiado cerca de las estrellas como para asarse por efecto del calor, ni demasiado lejos como para no ser más que un montón de hielo.
Dadas esas condiciones, dice la DLF, la vida surge bastante rápidamente. La vida es modesta. Para surgir necesita una fuente de energía, es decir luz o calor, agua en forma líquida y los elementos químicos adecuados. Sin esos tres factores no es posible la vida. Pero una vez que están presentes, la vida es casi un automatismo.
“Rápido surgimiento” en términos astronómicos supone naturalmente periodos de miles de millones de años. No obstante, ello es un dato importante para los científicos. Pues no tienen que buscar necesariamente en las profundidades del espacio exterior. También en nuestro sistema solar existen algunos lugares, donde existieron durante algún tiempo condiciones favorables para la vida… o todavía existen.
Uno de esos lugares es la luna de Júpiter que lleva el nombre de Europa. En ella hay una gruesa capa de hielo y debajo un enorme océano de agua líquida, también los elementos químicos adecuados y el calor necesario para hacer posible la vida, por lo menos en forma rudimentaria.
Un diálogo casi imposible
Esa vida no genera señales de radio, pero civilizaciones avanzadas, como la terrestre, sí. ¿Vale la pena rastrear el espacio en búsqueda de señales electromagnéticas? Objetos celestes naturales emiten señales electromagnéticas con una gran gama de frecuencias. Emisoras de radio construidas por el ser humano emiten señales con una gama de frecuencias hasta 300 veces más estrecha. Una señal electromagnética estrecha sería por lo tanto un buen indicio de la existencia de una civilización técnica.
Pero aunque los científicos detecten señales de ese tipo, un diálogo con otra civilización sería prácticamente imposible. Si en un planeta que se halla a 200 años luz de la Tierra existiera una civilización técnica, sus señales de radio necesitarían 200 años luz para llegar hasta aquí. Si enviamos un mensaje en esa dirección, la respuesta llegaría lo más temprano 400 años después.
Si la civilización se halla a 1000 años luz de distancia, las señales tendrían 1000 años de antigüedad. Y una eventual respuesta a una señal nuestra arribaría lo más temprano 2000 años más tarde. Corolario: vida e inteligencia técnica pueden estar extendidas en el universo mucho más de lo que hoy nos podemos imaginar. Pero contacto con otras civilizaciones en el espacio seguramente nunca será posible entablar.