¿Asesinato en Oaxaca, juicio en Helsinki?
27 de abril de 2012El asesinato del finlandés Jyri Jaakkola, activista de derechos humanos, y de Bety Cariño, activista mexicana, cumple dos años. Y “aunque sabemos quiénes fueron, sus nombres, dónde viven, tenemos testigos y por una situación de deficiencia institucional, legal en México –y a pesar de que hay dos investigaciones en marcha- no se les ha podido detener ni procesar”, explica en Bruselas David Peña, abogado defensor de la familia Jaakkola, de camino hacia Finlandia.
En la Fiscalía General finlandesa, la familia del activista presenta la denuncia. Dada la falta de avances en la investigación del ciudadano finlandés muerto, el derecho internacional prevé la posibilidad de establecer una "comisión rogatoria" para intervenir y asistir en la búsqueda de la justicia.
El 27 de abril de 2010, el convoy humanitario en el que iba personal internacional llevando medicinas y asistencia a una comunidad indígena, sitiada desde hacía varios meses en Oaxaca, se encontró con obstáculos en el camino y antes de poder volver, fue atacado por el grupo paramilitar encargado de cercar a la comunidad. En el tiroteo, perdieron la vida Jaakkola y Cariño.
Un caso que no se resuelve
“Cuando vimos que las investigaciones no avanzaban, nos metimos a hacer las investigaciones: la familia y amigos y nosotros como abogados defensores. En cinco meses logramos encontrar testigos, sobrevivientes, identificaciones, testimonios que nos permitieron identificar claramente quiénes son los responsables. Hace un año y cuatro meses le dijimos al gobierno mexicano: Tenemos los testigos para resolver el caso, lo único que necesitamos es que proteja a los testigos, porque van a hablar en contra de un grupo armado con respaldo político y nos preocupa su seguridad, que los puedan matar. Pero el gobierno mexicano se resiste aunque tiene los mecanismos institucionales para darles la seguridad, incluso para sacarlos del país, si fuera necesario”, explica Peña.
¿Su explicación? Esos testigos podrían evidenciar la relación de diversos políticos con el grupo paramilitar; dejar pasar el tiempo y que el olvido se haga cargo del caso es, así Peña, el método usual.
Desde la perspectiva europea
“Hay muchas cosas extrañas en este caso: una de ellas es que la policía necesitó más de 24 horas en llegar; y cuando llegó dijo que no había tenido instrucciones para hacerlo”, afirma Satu Hassi, eurodiputada finlandesa y amiga de la familia Jaakkola.
Hassi, del grupo de Los Verdes, subraya su interés y el de la actual ministra finlandesa de Desarrollo, Heidi Hautala – ex encargada de la comisión de derechos humanos del Parlamento Europeo – en este caso. “No es que la vida de un finlandés valga más”, explica Hassi, “es que antes de este caso no estaba consciente de que en México más del 90 por ciento de los casos queda sin resolver”. ¿Su sentimiento? “Me causa horror”, responde Hassi a DW.
No es la primera vez que el caso se ventila en el ámbito de la diplomacia de Bruselas: hace un año y medio, los abogados defensores se reunieron también con la Comisión Europea, con parlamentarios de uno y otro bloque para que hicieran presión en el gobierno mexicano y protegiera a los testigos. El escaso avance los ha llevado a dar el siguiente paso, apoyados por la Sociedad Internacional de Derechos Humanos y organizaciones como Amnistía Internacional.
¿Un juicio de vasto alcance?
“Esperamos una buena respuesta de la sociedad finlandesa y del gobierno finlandés; esperamos poder avanzar no sólo en el juicio de los autores materiales, sino en la persecución de los servidores públicos que permitieron en mayor o menor medida que estos hechos donde perdieron la vida Jyry Jaakkola y Beti Cariño sucedieran en México”, dice Peña a DW.
En un candente momento electoral, Peña y Micheel Salas –la otra abogada defensora- recalcan que no se trata de un juicio a uno u otro partido en el poder. “No podemos seguir teniendo 10.000 muertos al año por una política equivocada; se trata de acabar con un ciclo interminable de cárceles de puertas giratorias”, dice Peña.
A pesar de los pocos resultados obtenidos hasta el momento, Satu Hassi –quien habla también en nombre de la madre de Jyri Jaakkola- afirma “no haber perdido la esperanza. Este caso no es un misterio, es una cosa de voluntad política”, afirma añadiendo que cree que no se tardará años sino un par de meses en resolverse; de ser así, concluye Hassi, “el caso sentaría un precedente y ayudaría a romper la cultura de impunidad”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: José Ospina Valencia