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Juan Gelman lee y cuenta en las Jornadas Líricas de Fráncfort

8 de junio de 2009

El poeta argentino Juan Gelman participa en las Jornadas Líricas de Fráncfort. Le acompañan su hogar permanente, el idioma, su incansable lucha por la justicia y la política que hilvana sus palabras y le da voz su rima.

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El poeta argentino Juan Gelman.Imagen: picture-alliance/ dpa

Juan Gelman cuenta la historia de un colibrí que vuela frente a sus ojos. Y la de un país que nunca existirá. El poeta argentino lee para el público de las Jornadas Líricas de Fráncfort con un español suave, claro, sentimental e irreal a un tiempo.

“La justicia tiene que reinar”, asegura en la ciudad germana, “nadie tiene derecho a apoderarse de la ley”. Por esa justicia lleva Gelman muchos años luchando: interpuso una demanda contra los generales que mataron a su hijo y a su nuera; a su nieta, que nació en una prisión, la encontró tras 23 años de búsqueda.

En 2008, Gelman recibió la mayor condecoración que se otorga en la literatura hispana: el Premio Cervantes. En Alemania apenas se lo encuentra, representado por un par de finos libros de poesía. Su nombre en el programa de las Jornadas Líricas de Fráncfort no se descubre al primer vistazo. Pero ahí está. Y su público le escucha.

“El perdón no es de este mundo”

Videl Amtsvereidigung, der schmutzige Krieg
Alrededor de 30.000 personas desaparecieron durante la dictadura militar argentina.Imagen: Leidel

Juan Gelman ha sido camionero, guerrillero y periodista además de poeta. A sus 79 años es un hombre tranquilo, de bigote gris y el cabello algo despeinado.

Después del golpe militar de 1976 en Argentina, Gelman inició el primer manifiesto internacional contra la dictadura, un documento en el que personalidades como Bruno Kreisky, François Mitterrand y Olof Palme plasmaron su firma. Puesto que por aquel entonces se encontraba exiliado en Roma, los generales argentinos detuvieron a su hijo Marcelo, de 20 años, y a su mujer de 19, María Claudia, que estaba embarazada.

Ninguno de los dos había participado en actividades políticas. Ninguno de los dos regresó nunca. Gelman no busca venganza, asegura, pero tampoco está dispuesto a perdonar. “El perdón no pertenece a este mundo, forma parte de otro lugar”, apunta. Además, ningún militar le ha pedido hasta ahora que lo perdone.

Hoy, Gelman espera ver condenado a Jorge Videla, el ex jefe de la Junta Militar. “Hay muchas pruebas contra él”, dice con la vista puesta en los 300 procesos abiertos y las más de 1.000 denuncias que se han interpuesto.

“No es fácil vivir en Argentina”

13 años después de su desaparición, el poeta pudo por fin enterrar a su hijo. “Eso me dio algo de paz. El dolor no desaparece, pero se convive mejor con él”, asegura. Las huellas de su nuera se pierden en Uruguay.

En 1978 recibió de un sacerdote en Roma la noticia de que en prisión había nacido una niña. Aquella fue época difícil para Gelman. Porque no quería ver a más jóvenes atrapados en calabozos de la dictadura, se opuso a la resistencia armada y ello supuso su ruptura con los Monteros, una organización de oposición a la dictadura, y la guerrilla lo colocó en su lista de condenados a muerte.

Pero Gelman continuó batallando por la justicia. En 2000, el nuevo presidente de Uruguay le comunicó el nombre y el lugar de residencia de su nieta. Macarena había sido adoptada por un policía y su mujer y nunca supo nada del destino de sus padres biológicos. Hoy, pelea junto a su abuelo por recuperar el recuerdo de su madre.

El poeta que con voz pausada lee ante el público de las Jornadas Líricas volverá pronto a Fráncfort. En 2010 Argentina es el país invitado en la famosa feria del libro que celebra anualmente la ciudad y Gelman estará representando al país en el que nació, al que ha regresado pero que no siempre siente como suyo. “Para mí no es fácil vivir en Argentina después de todo lo que ha pasado. Mi verdadero hogar es el idioma, lo español”, puntualiza.

Autor: epd/ lb

Editora: Claudia Herrera Pahl