Adolfo Pérez Esquivel: ''la dictadura marcó a la sociedad''
24 de marzo de 2006Hace 30 años del último golpe militar en la Argentina. ¿Cuáles fueron las consecuencias en una retrospectiva del golpe para la sociedad argentina?
Esos años marcaron lógicamente toda la sociedad argentina. No sólo la pérdida de vidas humanas, sino también el fuerte deterioro social, del aumento de la pobreza, de la exclusión social y de la destrucción de la capacidad productiva del país. Dentro de estos 30 años, lo que pocas veces se señala, es el tremendo aumento de la deuda externa que se transformó en una deuda eterna impagable y e inmoral, con una gran responsabilidad de las empresas internacionales, que se dieron autopréstamos, y que después pasó como deuda del Estado. La dictadura militar antes de entregar el poder al gobierno civil traspasa esa deuda privada como deuda del Estado. Y esto es la perversión que subsiste hasta el día de hoy.
¿Y cómo están repartidas las responsabilidades del golpe y en la etapa represiva posterior, responsabilidades internas y responsabilidades externas?
Nunca los militares puedan dar un golpe de Estado por sí mismos. Necesitan del consenso, del apoyo de sectores de la sociedad civil, como son empresas, sectores de la Iglesia fundamentalmente Católica, de dirigentes políticos y, lógicamente, esto responde a la imposición de la doctrina de la seguridad nacional, impuesta por los Estados Unidos en América Latina, esa. Esa doctrina de la seguridad nacional, de la polarización Este-Oeste, la Guerra Fría, el capitalismo contra el comunismo, y eso se traslada a América Latina.
El golpe del 76 es el fruto de muchos años de formación de militares latinoamericanos, porque cuando llega el 76, hay dictaduras prácticamente en toda América Latina e imponen la doctrina de la seguridad nacional. Esta doctrina lleva a situaciones realmente dolorosas, con miles de desaparecidos, secuestros; se exportan los mecanismos del terror a otros países.
¿O sea que los ejércitos ya no estaban para la defensa externa, de peligros externos, sino para actuar en el interior?
Claro. En la hipótesis del conflicto, el enemigo es interno. Las fuerzas armadas dejaron ser fuerzas de protección de la soberanía nacional para transformarse en fuerzas de ocupación de sus propios países, al servicio de grandes intereses económicos, de destrucción de la capacidad productiva de los pueblos como también de sostén de los condicionamientos culturales, sociales, educativos y económicos.
¿Qué papeles empeña la guerrilla en ese contexto?
La guerrilla en América Latina tiene distintas variantes. Hay guerrillas que permanecen hasta el día de hoy, como la colombiana, pero después del triunfo de la revolución cubana llega una efervescencia de muchos procesos de liberación en el continente. En el Uruguay los Tupamaros, en Argentina los Montoneros, había en Brasil también grupos armados, y eso respondía a determinadas ideologías que querían llegar a transformar la sociedad. Y pensaban que la lucha armada era el camino. Muchas veces cuando se habla de la lucha armada no se tiene en cuenta que hubo también una lucha no violenta muy fuerte de los pueblos, organizado la resistencia interna a la dictadura en muchos países a través de otras metodologías.
En ese contexto, ¿la guerrilla le hizo bien, o les hizo mal a los pueblos?
Bueno, les hizo mal. Porque esto justificó la acción de las fuerzas armadas para decir el terrorismo, la subversión, y atacar a todos los cuerpos sociales. Y fue también una equivocación muy grande estratégica. En las relaciones de fuerzas, no podían llegar a competir con las fuerzas armadas latinoamericanas que se venían preparando justamente para imponer ese modelo tanto como fuerza. Pero ese modelo de país que ellos querrían a través de la doctrina de la seguridad nacional.
Lea en la segunda parte qué papel desempeña Alemania en la lucha contra la impunidad.
¿Cuáles han sido los avances en la lucha contra la impunidad en la Argentina?
Estamos avanzando. Argentina tal vez es el país con mayor presencia en la lucha por los derechos humanos en cuanto a logros. Hay muchos otros luchadores en otros países: en el Uruguay siempre recuerdo a Perico Pérez Aguirre, un gran amigo compañero del SERPAJ. Pero creo que las consecuencias de toda esta resistencia fue generar conciencia y organización social. Tratar de impulsar la lucha contra la impunidad porque sobre la impunidad es imposible construir un proceso democrático. Es decir, la relación de los derechos humanos en es la vigencia de las democracias. Entonces, en ese sentido, estamos todavía en camino, pero hemos avanzado en conciencia crítica y en valores. Esto es importante.
¿En la Argentina sobre todo?
Y en la Argentina estamos en el mismo proceso. Avanzar en esto fue una lucha muy desigual, muy dura, con mucha resistencia porque hubo mucha complicidad de los dirigentes políticos de gobiernos con las leyes de impunidad. Las leyes de punto final, de obediencia debida. En Argentina venimos luchando estos 30 años para destrabar esto y este gobierno actual que preside el presidente Kirchner permitió destrabar esta situación. Y la nulidad de las leyes de punto final y de obediencia de vida que les daba la inmunidad a los criminales.
Y en una comparación en América Latina. ¿En qué países se ha avanzado más en la lucha contra la impunidad y por qué?
Es difícil determinarlo en América Latina. En la mayoría de los países latinoamericanos todavía continúa mucho la impunidad. Tal vez después de más de treinta años del golpe de Pinochet, hoy en Chile se está juzgando a Pinochet. Pero, tal vez no se le juzga tanto por los crímenes cometidos como por la malversación de fondos públicos, por no pagar los impuestos. A Pinochet lo están agarrando por eso, por sus cuentas en el exterior. Pero hubo intentos en el Uruguay con la ley de caducidad, el intento que se hizo, esperemos que a ésa se la derogue. Hay algunos intentos actualmente en Paraguay, después del descubrimiento de los archivos del terror. Y bueno, se está tratando de llevar esto ante la justicia con las dificultades que esto tiene, pero hubo la comisión de la verdad en Guatemala, en El Salvador, pero quedó en eso, quedó en la impunidad. Entonces, ¿cómo recuperamos el derecho del pueblo a la verdad, la justicia y al derecho de la reparación del daño hecho?
¿Es un capítulo que sigue abierto?
Son capítulos que siguen abiertos, pero son procesos que tenemos que ir profundizando.
¿Y qué papel desempeñó y desempeña el extranjero, y particularmente Alemania en la lucha contra la impunidad?
Hace años, hace ocho años, pedí a unos amigos de Alemania la conformación de estos grupos de lucha contra la impunidad. Que vienen trabajando para que el Estado alemán juzgue a las responsables de los alemanes secuestrados y desaparecidos en la Argentina. Como también el caso de empresas cómplice de la dictadura, como la Mercedes Benz. Estamos ahora en ese proceso de poder avanzar como se hizo en otros países, en Italia, en Francia, en España, y queremos que la justicia alemana, el gobierno alemán, tenga la voluntad del esclarecimiento y quiera saber qué pasó con los alemanes secuestrados y desaparecidos en la Argentina. Creo que estamos en un diálogo entre el Gobierno y la Coalición contra la Impunidad, que viene trabajando en esa dirección muy firmemente.
Una última pregunta, ¿cuál es la situación de los derechos humanos en general, hoy, en la Argentina?
Es complicado, porque cuando hablamos de los derechos humanos, no es sólo tortura y desaparición de personas. Por ejemplo yo soy presidente de la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires. Es un organismo creado por la ley. …(?). Tenemos registrados en las prisiones, sólo de las provincias de Buenos Aires, más de 4 500 casos de torturas. Y esto no es la política de los gobiernos,…
¿En qué período?
Del 2000 hasta ahora… Pero ést no es política del gobierno, son los remanentes de la dictadura que van quedando y son las prácticas cotidianas que utilizan en las cárceles las guardias, en las comisarías la policía. Entonces esto requiere de cambio, una transformación. Después, la otra cosa cuando hablamos de los derechos humanos es el alto índice de pobreza. Niños que se mueren de hambre y de enfermedades evitables en un país riquísimo como la Argentina. El deterioro, que desde la dictadura hasta ahora, viene sufriendo la población. En la cuestión del empleo, de la vivienda, de la educación. La Argentina era un país que había desterrado el analfabetismo y enfermedades endémicas. Esto ha recrudecido en forma enorme y esto tiene que ver con este fuerte deterioro social, económico, político. Hay un proceso en este momento de ver cómo se pueden ir superando esas cosas. Se están haciendo esfuerzos, pero esto va a requerir de tiempo, apoyo, y fundamentalmente de solidaridad.
Muchas gracias.